Aunque en estos días, tal y como comentamos el viernes en “En Serie Te Lo Digo” con los contertulios de La Brújula, los medios de comunicación dediquen páginas y minutos al juicio a José Bretón, ésta no es la primera vez en la que asistimos a una situación similar. El juicio a Dolores Vázquez o a los asesinos de Marta Del Castillo, por hablar de hechos recientes, son los últimos ejemplos de un comportamiento informativo que debería hacer reflexionar a medios y espectadores. En el octavo capítulo de The Newsroom, Aaron Sorkin utiliza el caso de Casey Anthony para plantear a los espectadores la situación en la que se ven envueltos los profesionales de la información ante momentos como ése. El sarcasmo y la mala leche con la que se expresa Mackenzie sólo sirve para que la productora se desquite, ya que el programa, en pos de un bien posterior que en realidad nunca llega, opta por sumarse al carro informativo.
Una vez más Sorkin utiliza su serie para mostrar las vergüenzas de las cadenas. En este caso de aquellas que viven de hechos tan tristes como los comentados, para mantener e incrementar la audiencia que les da de comer. Por ello, aunque siempre es discutible el énfasis con el que el personaje de Emily Mortimer trata de evitar lo inevitable, me parece que sus reproches y sus planteamientos son los que debería cuestionarse la profesión, a pesar de que, como le recuerda su jefe, si no hay espectadores no hay ante quién responder.