Fernando Ónega califica así el acoso al que fue sometida la juez Alaya cuando cientos de sindicalistas fueron a las puertas del juzgado que investiga los ERE falsos para protestar. Lo define como "un chantaje a la justicia, una acción de radicales que quieren imponer a gritos su falta de razón frente a la razón de la ley". Asegura no culpar sólo "a los energúmenos de la puerta del juzgado, sino a quien les convocó y a quien no impuso su autoridad para obligarles a abandonar la protesta".
El análisis de Ónega: 'Un acto intolerable de agresión a una funcionaria y presión a la independencia judicial'
Fernando Ónega califica así el acoso al que fue sometida la juez Alaya cuando cientos de sindicalistas fueron a las puertas del juzgado que investiga los ERE falsos para protestar. Lo define como "un chantaje a la justicia, una acción de radicales que quieren imponer a gritos su falta de razón frente a la razón de la ley". Asegura no culpar sólo "a los energúmenos de la puerta del juzgado, sino a quien les convocó y a quien no impuso su autoridad para obligarles a abandonar la protesta".