Fernando Ónega valora la justicia de los impuestos como una acción de fe. Y a lo largo de los siglos la acción del político ha sido el arte de estrujar al ciudadano con impuestos sin que este pierda fe en el gobernante. Por eso, “cada Gobierno que sube impuesto, lo niega antes como Pedro y después se harta de predicar que es lo más justo y lo más equilibrado que ha hecho nunca la humanidad. Solo es injusta la recaudación y ordeñar a los profesionales sin haber cambiado la ley sino las necesidades del recaudador y ahogar al que ya paga mientras se escurre el que nunca pagó.”
El análisis de Ónega: “Se ahoga al que ya paga pero se escurre el que nunca pagó”
Fernando Ónega valora la justicia de los impuestos como una acción de fe. Y a lo largo de los siglos la acción del político ha sido el arte de estrujar al ciudadano con impuestos sin que este pierda fe en el gobernante. Por eso, “cada Gobierno que sube impuesto, lo niega antes como Pedro y después se harta de predicar que es lo más justo y lo más equilibrado que ha hecho nunca la humanidad. Solo es injusta la recaudación y ordeñar a los profesionales sin haber cambiado la ley sino las necesidades del recaudador y ahogar al que ya paga mientras se escurre el que nunca pagó.”