Hoy con Léleman venía pensando en… que el fútbol es ilusión y si a una afición le quitas eso… no vale nada.
Y lo digo en parte por lo de los entrenamientos a puerta abierta del Valencia. Ayer uno, hoy otro. Ayer más de 300 valencianistas hicieron frente a unas temperaturas infernales, a un calor sofocante, para no perderse… un entrenamiento, si un entrenamiento de un equipo que quedó noveno y que solo tiene una cara nueva, la de Samu Castillejo. ¿Por qué? Porque el fútbol es ilusión, la ilusión de sus aficionados.
Me da la sensación que Gattuso es de los románticos. Y eso me gusta. Ayer obligó entre comillas a los futbolistas a pararse a firmar autógrafos, antes les invitó a que les aplaudieran al acabar el entrenamiento. Gattuso es de los de antes y eso me gusta. No es de los del postureo de redes sociales, de los de la tontería, el lujo y la superficialidad, de los que desprecian a los aficionados, de los que se creen por encima del bien y del mal por ser futbolistas. Se le nota cercano con los futbolistas pero también con los aficionados, y eso me gusta.
Habrá quien piense que todos esos gestos son de cara a la galería. Y podría ser. Pero tengo la sensación que no, que él realmente es así. Su paso por Italia como entrenador está lleno de esos gestos. Gattuso es de los que acerca a sus equipos a los aficionados. Y una prueba de ello son los entrenamientos a puerta abierta.
Porque en un fútbol moderno como el actual donde da la impresión que el negocio es lo primero y los aficionados apenas importan, me gusta ver este tipo de detalles. Está claro que luego mandarán los resultados y Rino será bueno o malo en función de ellos. Mientras… sigamos despertando la ilusión entre los valencianistas…