Hoy con Leleman venía pensando en… el final de temporada. Que llegados a este punto creo que tanto Levante como Valencia es lo que más están deseando.
En el caso del Valencia ha sido una campaña desastrosa, nefasta, angustiosa. Ponedle el calificativo que queráis. Si de verdad Anil Murthy pensaba que con todas esas ventas veraniegas y sin reforzar al equipo lo suficiente la cosa iba a salir bien es que cree en los milagros de Lourdes. Porque que saliera bien era eso… un verdadero milagro.
Así que ya sin la angustia de ese fantasma del descenso acechando, mañana el Valencia juega ante el Sevilla, un rival que aún alberga un pequeño atisbo de esperanza en pelear el título de liga. A tres partidos del final. Si a tres partidos del final, un equipo que hace año y media estaba muy por debajo del Valencia se está jugando pelear por la liga. Si las cosas se hubieran hecho bien, si se hubiese mantenido aquel proyecto ganador de la Copa… solo Dios sabe si el Valencia estaría hoy en la misma situación que los sevillistas.
Pero lo que más me preocupa es que Meriton, desde su atalaya de prepotencia, no hayan entendido que se han equivocado y mucho. Me preocupa que no enmienden los errores. Me preocupa que esas declaraciones de “queremos un entrenador líder” se queden en el olvido, que vuelvan a engañarnos a todos y que además de la ventas, que las va a haber seguro, sigan destruyendo a este club centenario al que nosotros sí queremos. No sé, no me fio.
Y no me fio porque no sería la primera vez que el presidente dice una cosa y luego hace otra. Y no me fio porque las declaraciones de Lim en el Financial Times demuestran que el Valencia y el valencianismo no le importan nada. Y no me fío porque la única solución a los males no es que cambien… es que se marchen.