Como también han hecho casi todos los municipios de la Comunitat Valènciana, también València ha decidido prohibir de nuevo los festejos en San Juan para evitar posibles contagios de coronavirus. En València el operativo lo integran más de doscientos agentes de la Policía Local –cuatro veces más que en un día normal- que a partir de las 21 horas desalojarán la arena y vallarán los accesos para que nadie entre a las playas.
El concejal de protección ciudadana, Aarón Cano, explicaba hace unos días que “se trata de evitar que alguien piense que puede ir a la playa a lo largo del día y quedarse por la noche. Se evacuarán, y una vez vaciadas todas las playas ya se vallarán y se establecerá un perímetro de seguridad hasta primera hora de la mañana del día 24. El dispositivo contará también con la colaboración de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, que desplegará su unidad de caballería y montará un puesto de mando avanzado en la playa de La Malva-rosa para coordinar todo el operativo de la ciudad.
Como es lógico, el Ayuntamiento no realizará tampoco este año el habitual reparto gratuito de leña ni habrá un refuerzo de las líneas de la Empresa Municipal de Transporte (EMT). Sin embargó sí se va a reforzar el servicio de limpieza, según ha anunciado el concejal de ecología urbana, Sergi Campillo. El edil ha explicado que “la idea es eliminar cualquier foco de insalubridad que puedan generar las posibles concentraciones no autorizadas”, tanto en las playas como en otros puntos de la ciudad habituales en la práctica del botellón.
Mesa de convivencia
Precisamente el concejal Aarón Cano convocó al pasado lunes por la tarde a vecinos y hosteleros a una reunión para buscar soluciones a los problemas de convivencia derivados del ocio nocturno, a la que asistieron representantes de las asociaciones vecinales de Ciutat Jardí y plaza de Honduras o de entidades como la Coordinadora de Hostelería de Barrios de o la Federación Empresarial de Hostelería de València. El edil asegura que “no tenemos una solución mágica para el problema del botellón pero tenemos que buscar soluciones imaginativas. Ninguna gran ciudad ha conseguido eliminarlo pero sí que tenemos la obligación de aminorar sus efectos”.
Cano ha anticipado la creación de la Mesa de Convivencia, un instrumento previsto en la futura Ordenanza de Civismo, donde se promoverán tres equipos de trabajo: uno para cuestiones de ocio y otros dos para abordar los problemas concretos de convivencia que se registran en Marchalenes y Orriols. El edil ha señalado que en las plazas de Honduras y Cedro se ha denunciado a 88 locales en los últimos tres meses.
