Los otros no es sólo una gran película de Amenábar de 2001, con idéntica idea de otra película de Bruce Willis dos años antes. También es un poderoso concepto que articula la forma de vivir de muchos. Los trabajos de los otros, los amigos de los otros o las novias de los otros. En resumen, ese sentimiento tan español de que el otro siempre tiene más suerte que tú o lo ha tenido más fácil.
Pero si en algún lugar deambula a sus anchas el concepto de la suerte de los demás es, con diferencia, en el fútbol. Estoy seguro de que en el Benito Villamarín había un señor mayor (tal vez más de uno) que no dejaba de calentarle la oreja a su nieto: “ya verás tú, a la primera que lleguen nos la meten, nos vamos a acordar de perdonar esto, ojalá me equivoque…”.
Yo, de haber estado al lado de ese señor, le habría tranquilizado. Le habría dicho que no se preocupase, que el Elche no era ese tipo de equipos y que no íbamos a aprovechar ninguna oportunidad solitaria. Éramos más bien de perder en las vísperas del tiempo de prolongación, por alguna tontada. Eso le habría dicho a él y a su nieto para tranquilizarles.
Le habría dicho eso porque lógicamente yo no sabía que en el Benito Villamarín sí íbamos a ser ese típico equipo que nunca somos. Y lo fuimos en gran parte porque empezamos a ver lo que son algunos de los jugadores. A lo que ya sabíamos de Edgar Badía, Mojica o Fidel, se suman otros a los que se les presuponían cosas que no terminaban de mostrarse con continuidad.
Gumbau está poniendo balones donde algunos no se atreverían ni a pensarlo. Josan te centra esos mismos balones y alguno más que él mismo se inventa. Tete está empeñado en rematarlo todo le venga como le venga, Ponce parece haber recibido un curso acelerado de Lucas Boyé sobre cómo bajar melones, girarse y dársela al compañero en ventaja. Y Guti, ahora sí, parece un centrocampista de cinco millones.
Cómo será el nivel de confianza en esta gente que, nada menos que para jugar contra el Betis, Mascarell curiosamente recibe en el partido anterior una tontísima quinta tarjeta amarilla. Tan tonta que pudiera parecer buscada por Francisco.
Si Picasso decía que la inspiración te tenía que pillar trabajando, por la vida y por el fútbol tienes que ir con confianza. Porque un día cambia tu suerte, aprovechas tu oportunidad y te das cuenta de algo importante: tú eres los otros. El Elche, por fin, ya es para muchos equipos, parte de los otros.
José Manuel Noguera es profesor de Periodismo en la UCAM