Como sucede muchas veces en Castellón, parece que vamos a contracorriente del resto de España. Sin embargo, parece que, al menos por una vez, convergemos por puro sentido común. Y lo hacemos para que, de una vez, los chiringuitos vuelvan a casa. Pero no por Navidad, ni por verano, como sucedía los últimos años, sino por Semana Santa.
Y es que ya ha comenzado el montaje de algunos de los locales de ocio habituales de cada verano, salvo que en esta ocasión se han adelantado tres meses gracias a las gestiones realizadas por el Ayuntamiento de Castelló frente a la Generalitat y el Gobierno, que hasta ahora rechazaban su apertura fuera de la época estival por cuestiones de protección ambiental. No sé que es realmente lo que ha cambiado ahora, aunque viendo como está el panorama de crispación nacional, da gusto ver un poquito de sentido común.
Y no se trata de que yo sea un consumidor habitual de los establecimientos playeros, aunque los visito varias veces cada verano, como casi todos. Pero resultaba contradictorio que en Castelló de la Plana se viviese de espaldas a la realidad, que no es otra que desaprovechar un recurso turístico y económico de primer orden para el sector de la restauración durante nueve meses al año.
La aprobación para que ahora se puedan montar a partir de la Semana Santa es una muy buena noticia, no solo para dinamizar la economía, sino para activar más de seis meses al año un recurso turístico para una ciudad que está haciendo un importante esfuerzo por convertir su litoral en una parte importante de su término municipal. Sobre todo, en un momento en el que la crisis que afecta a sectores tradicionales como la cerámica, la agricultura o la pesca obligan a mirar con ojos más ambiciosos sectores, como el del turismo, el de la restauración y el ocio en general, que son los que están compensando con contrataciones y sus impuestos las amenazas que se ciernen sobre nuestra provincia.
Y todo eso mientras el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido que no habrá Presupuestos Generales del Estado para el 2024 por culpa del canguelo que le ha entrado debido a la inestabilidad de las relaciones del PSOE con sus socios de investidura y la convocatoria adelantada de las elecciones en Cataluña. Y hago referencia a este hecho que, a mi entender, es gravísimo pero que al conjunto de los castellonenses parece que se la traiga al pairo.
Es que, ¡hay que joderse! Anuncian la semana pasada que pasan de los presupuestos de este año y que se centrarán en los de 2025 porque Puigdemont ha vuelto a hacer de las suyas… y aquí no pasa nada. La prórroga de las cuentas de 2023 para este año significa que no habrá nuevas inversiones significativas en Castellón a pesar de que vamos necesitados desde hace décadas. Más o menos desde que Rodríguez Zapatero aprobó hace unos 15 años el nuevo sistema de financiación autonómico que penaliza a la Comunitat Valenciana y a los pringados que vivimos en Castellón.
Los empresarios sí que han levantado la voz a través de la patronal CEV Castellón, aunque a casi nadie le ha interesado apenas ni un poquito lo que han dicho. Le ha importado un pimiento a los sindicatos, menos aún a los políticos y absolutamente nada de nada, para mi preocupación, al conjunto de la ciudadanía de esta provincia. Y es que, con tanto ruido de sables de nuestra sociedad actual, a nadie le ha llamado la atención su referencia a "las graves consecuencias que para la economía de la provincia tendrá la renuncia del Gobierno a la elaboración de unos Presupuestos Generales del Estado para el presente ejercicio 2024".
La penalización es sistemática año tras año. Así que a nadie le sorprende que si en 2022 había presupuestados 197,1 millones para Castellón, en 2023 fueron apenas 169,2 millones, es decir un 14% menos de inversión pública estatal, que es el máximo que tendremos este año, si es que tenemos suerte.
Además, como todos sabemos, o al menos los pringados que escuchamos los boletines informativos, vemos los telediarios o leemos las portadas de los periódicos, ni tan siquiera se ejecuta una parte decente de cada presupuesto anual.
En todo caso, el que hace referencia al gastoi corriente, porque de las inversiones paso de hablar, que me da la risa. Y eso que el presidente de CEV en Castellón, Luis Martí, hizo hincapié en la necesidad de acometer mejoras en la red ferroviaria de cercanías, el desdoblamiento de la CV-10, conectando la A-7 desde el aeropuerto de Castellón con la A-7 catalana en l’Hospitalet de l’Infant, el desdoblamiento de la N-232 entre Vinaròs y Zaragoza o la mejora y ampliación de la red energética.
¡Qué quieren que les diga, si nadie más levanta la voz es que tenemos lo que nos merecemos!
De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.