“Las matronas en pie de guerra por la falta de medios en los paritorios del Hospital General de Castelló”
“La falta de anestesistas aboca a Sanitat a pagar horas extra o derivar a la privada”
“Vinaròs pacta una cumbre de alcaldes para mejorar el Hospital”
“CSIF urge ya medidas para resolver la grave falta de especialistas"
“Las matronas en pie de guerra por la falta de medios en los paritorios del Hospital General de Castelló”
“La falta de anestesistas aboca a Sanitat a pagar horas extra o derivar a la privada”
“Vinaròs pacta una cumbre de alcaldes para mejorar el Hospital”
“CSIF urge ya medidas para resolver la grave falta de especialistas”
Se trata de titulares de Onda Cero Castellón y otros medios de comunicación provinciales de los últimos cuatro días. Si seguimos mirando hacia atrás, los titulares son interminables. Lo malo no es que sean noticias dedicadas tanto a los problemas con la atención sanitaria que empiecen y acaben en los medios de comunicación. No, lo malo es hablan de un problema grave que afecta a decenas de miles de castellonenses desde hace unos años… y también a los propios profesionales sanitarios.
De hecho, hoy mismo se está produciendo otra jornada de huelga del Sindicato de Médicos para denunciar las pésimas condiciones en las que se están viendo obligados a trabajar. Y lo peor es que parece que no tiene visos de solución en el futuro porque el actual Consell que dirige la Comunitat Valenciana sigue queriendo aplicar remedios inútiles porque estos no se dirigen a resolver el problema, sino a paliarlo.
Que haya falta de enfermeros, médicos de familia, cardiólogos o anestesistas, solo por citar algunos de los colectivos que más carencias presentan actualmente en nuestros servicios sanitarios provinciales, por las malas condiciones económicas y laborales que les ofrece la Conselleria de Sanitat no se resuelve con buenas palabras, ni con reuniones con alcaldes que no servirán nada más que para constatar lo que ya todos sabemos.
Gran parte del problema de nuestra sanidad tiene que ver con los bajos sueldos respecto a otras comunidades y otros países y la precariedad laboral, especialmente en el caso de las personas más jóvenes que acceden al mercado laboral de la medicina, en cualquiera de sus especialidades, o la enfermería.
Después de tanto tiempo trabajando en el mundo de la comunicación de esta provincia terminas haciendo amigos en todos los sectores, incluso en el de la sanidad. Y desde hace ya unos cinco años son varios los casos en los que me han trasladado casos flagrantes en los que se han marchado personas cualificadas porque no les han querido garantizar sus puestos de trabajo o porque, más grave aún, gerentes de departamentos de salud o de algún hospital directamente ha rechazado cubrir bajas porque habían recibido consigna de no hacerlo. Tan grave como les cuento.
Y más grave aún de lo que les explico, porque a la hora de la verdad le afecta a personas, a millones de personas que vivimos en la Comunitat Valenciana. Hace apenas tres días, una persona que conozco ha ido al especialista por unos problemas de migrañas intensos que sufre desde hace tiempo y para los que le dieron cita con el especialista hace ya seis meses.
Después de la consulta le han recomendado visitar a otro especialista, para el que ya tiene cita para mediados de julio, y hacerse un TAC… que Dios sabe cuándo le harán. Precisamente por eso, en la provincia de Castellón miles y miles de personas se han suscrito desde la pandemia un seguro privado para tener garantizada una asistencia sanitaria más ágil. Tantos, que ya hay también listas de espera inaceptables en la sanidad privada si vas desde tu seguro.
Y ello a pesar de que la subida del coste de este servicio está sufriendo también subidas anuales de casi dos dígitos. Y pese a ello y a la incertidumbre económica y laboral en la provincia de Castellón, no baja el ritmo porque la economía es importante, pero la salud, más. Pero, en el Consell, todos felices, porque han acabado con los conciertos con los hospitales privados de la Comunitat Valenciana.
Lo hipócrita del caso es que, mientras tanto, han multiplicado el envío de pacientes de la sanidad pública a la privada para tratar de evitar que se disparen, aún más, las listas de espera. Y resulta que lo hacen pagando 1.000 euros al día por especialista de la privada, por no querer pagar 1.000 euros más al mes a especialistas en la sanidad pública, que terminan emigrando. En la campaña electoral estadounidense de 1992, James Carville, asesor del equipo de Bill Clinton acuñó una célebre frase, “Es la economía, estúpido”, para referirse a George Bush padre y evidenciar que los problemas cotidianos de la gente eran lo realmente importante. La recesión económica era un tema decisivo en aquella carrera presidencial, y la frase pretendía señalar lo alejada que estaba la administración en el poder de lo que más preocupaba a los estadounidenses.
Y funcionó. En realidad, el dicho probablemente no era tan profundo como pegadizo: La economía siempre será una de las principales preocupaciones que dominarán las campañas políticas. Hoy no es diferente. Hay que tener en cuenta que, en aquel momento, la popularidad de Bush era del 90% gracias a la Guerra del Golfo… y pese a ello perdió las elecciones.
Y, ¡vaya! ¡Resulta que ahora también tenemos elecciones! Así que… ¡ya saben! ¡Es la economía… pues eso! De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.