Montaña Palentina

La Junta declara Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial a La Mojonera de Brañosera y el Valle de los Redondos

Atendiendo a su carácter inmaterial o intangible, se define como objeto de la declaración el conjunto de atributos que constituyen la esencia de ‘Correr la Mojonera`, que garantizan su pervivencia y el papel activo de la sociedad y constituyen un referente identitario de las poblaciones que lo han impulsado.

Onda Cero Palencia

Palencia | 13.10.2022 13:04

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La Junta de declara Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial a La Mojonera de Brañosera y el Valle de los Redondos | Web Ayuntamiento de Brañosera

El Consejo de Gobierno ha aprobado la declaración de La Mojonera de Brañosera y el Valle de los Redondos, en las localidades palentinas de San Juan de Redondo y Santa María de Redondo, Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. Con esta declaración se resuelve el expediente incoado en 2022. Se trata de una fiesta que reconoce y celebra valores de identidad, civismo y cohesión social, una declaración de convivencia pacífica y de la voluntad de mantener un acuerdo de hace siglos.

Atendiendo a su carácter inmaterial o intangible, se define como objeto de la declaración el conjunto de atributos que constituyen la esencia de ‘Correr la Mojonera`, que garantizan su pervivencia y el papel activo de la sociedad y constituyen un referente identitario de las poblaciones que lo han impulsado.

La Mojonera es una celebración festiva común que conmemora la resolución pacífica de un pleito que en su día enfrentó a los dos concejos, en un recorrido histórico que se realiza cada nueve años en los primeros días del mes de septiembre, en el que los vecinos de ambos lugares implicados en el antiguo conflicto se reúnen para verificar, mediante acta notarial, la posición de los 28 mojones que delimitan los pastos, lo que se conoce como ‘escritura de recorrido de la Mojonera’, poniendo de manifiesto la voluntad de las dos comunidades de seguir resolviendo sus discrepancias de manera pacífica y consensuada.

La primera fase de la manifestación tiene lugar con la convocatoria de la marcha hacia los pastos de Sel de la Fuente y el recorrido de los mojones, para posteriormente, en una segunda fase, llevar a cabo la ceremonia de reconocimiento y firma del acta de conformidad ante notario y finalmente la comida conmemorativa y el brindis.

Este recorrido, que se ha convertido en una peregrinación de connotaciones simbólicas, constituye uno de los elementos inalterados de esta manifestación que básicamente se conforma como una fiesta familiar en la que los vecinos llevan a sus hijos a participar activamente en el descubrimiento y verificación de la posición de los mojones uno a uno, en su ascenso al pago objeto de la controversia, el collado del Sel de la Fuente, garantizando de este modo la continuidad de la tradición.

Un notario levanta acta de la comprobación que podrá ser firmada por los asistentes que lo deseen, incluidos los niños; de esta forma, todos los participantes forman parte activa de la renovación del compromiso y de la verificación del arreglo que permitió el acuerdo entre los dos pueblos.

Realizado el recorrido, cada vecindario celebra una comida conmemorativa en sus terrenos y por separado, reivindicando la identidad de cada una de las partes, que finaliza con un brindis conjunto para sellar de nuevo el acuerdo y renovar su vigencia, reforzando el carácter ceremonial de la celebración.

En la actualidad, la Mojonera sigue su ciclo de celebraciones en el mismo escenario y con los mismos elementos que la definían desde sus orígenes. La fiesta que reconoce y celebra valores de identidad, civismo y cohesión social, es una declaración de convivencia pacífica y de la voluntad de mantener un acuerdo por el que hace siglos se pactó una explotación sensata de un recurso natural, fuente de riqueza que implica el uso del agua y de los pastos.

Los depositarios de esta manifestación cultural son todos los participantes en la fiesta: familias, niños, jóvenes y adultos. Profundamente arraigado en la comunidad, el significado de este recorrido infunde un sentimiento de pertenencia e identidad cultural, que se ofrece como un medio de estrechar relaciones con los vecinos de forma pacífica. Las prácticas y conocimientos vinculados a esta manifestación cultural se transmiten en el seno de las familias y entre los miembros de las comunidades mediante la comunicación oral, la observación, la participación en los festejos y todas las representaciones que tienen lugar.

Elementos materiales asociados a la manifestación

Entre los elementos materiales asociados a esta manifestación cultural, se encuentra, en primer lugar, el propio recorrido físico por Covarrés y Sel de la Fuente y los 28 mojones que lo delimitan, piedras labradas, hitos en el paisaje, que durante transcurso del recorrido van siendo limpiados de maleza e identificados.

Por otro lado, reforzando el carácter jurídico del acto, destaca la firma del documento físico que atestigua la posición de los mojones y la renovación del acuerdo, la llamada ‘Escritura de correr la Mojonera’, que se realiza en presencia de notario, lo que dota al documento de validez jurídica y al acto de una trascendencia significativa a pesar del carácter lúdico de la celebración.

Finalmente, las copas de plata utilizadas en el brindis sirven en cada edición de la fiesta al mismo propósito, reforzando el carácter ceremonial de la celebración. Estas copas pertenecen a los ajuares de los concejos participantes y presentan un diseño diferente: las de los Redondos son copas más bajas y las de Brañosera presentan una boca muy ancha, como copones litúrgicos medievales. Están hechas de modo que se pueda beber por dos lados; antiguamente los hombres solían beber por la cara superior y las mujeres por la cara inferior o culo.

En la celebración de este evento tienen lugar ceremonias y rituales vinculados a la naturaleza, a la prosperidad de las familias y a la protección de los recursos básicos para la vida.

La fiesta es una valiosa celebración de la convivencia, un acto de refrendo de un acuerdo que permitió la concordia y resolvió un conflicto sobre un recurso sensible, de supervivencia, del que dependía el bienestar de ambos pueblos. Destaca la capacidad de resolución de los vecinos para convertir un conflicto sobre un recurso de supervivencia del que dependía el bienestar de ambos pueblos y que duró varios siglos, en un pacto para la convivencia rememorado en una celebración festiva cada nueve años.