Alrededor de millar y medio de personas han visitado en el Centro Cultural Provincial de Palencia, la magnífica exposición de fotografías de José Manuel Navia (Madrid, 1957), XI Premio Nacional ‘Piedad Isla’, durante su primer mes de apertura al público. La muestra, titulada Alma tierra, es una producción de Acción Cultural España (AC/E), sociedad pública para difundir la cultura española dentro y fuera del país, que ha contado con la colaboración de la Diputación de Palencia para la celebración de esta exposición y para reeditar un libro homónimo de Navia, que incluye un texto del escritor Julio Llamazares (Vegamián, León, 1955), recuperación bibliográfica que ahora incorpora más imágenes de la Montaña Palentina con respecto a la primera edición de 2019, ambos publicados por Ediciones Anómalas.
Navia, que está considerado uno de los fotógrafos españoles más prestigiosos y valorados, ofrece en Alma tierra su singular mirada sobre el territorio interior peninsular, con una atenta visión de las huellas del pasado y de su realidad actual, conformada por personas que luchan por permanecer en unas tierras duras y hermosas, bañadas por una luz que no sabe de contaminación. Fruto de varios años de viajes por la geografía española, este proyecto se dedica —en palabras de Navia— «a todas las personas que siguen conformando ese mundo olvidado y que tan generosamente hablan a nuestra cámara, y en ese hablar con imágenes se hace también presente la memoria de la tierra y de sus antepasados».
Admirador de Piedad Isla (Cervera de Pisuerga, 1926–Madrid, 2009), Navia emparenta este trabajo con el de la fotógrafa y etnógrafa palentina, para quien «tenemos una herencia recibida con una obligación de cumplimiento; nos dieron lo mejor de sí mismos, pasaron el testigo y la carrera sigue; de nosotros depende en gran medida la dirección y el ritmo que le demos».
VIAJE ESPACIOTEMPORAL. Según el fotógrafo, «este trabajo quisiera ser, ante todo, un homenaje a las personas que, con energía, resignación o ilusión resisten y pelean cada día por poblar ese mundo rural que se fue o que se está yendo». Navia plantea la exposición y el libro «contra la mirada reduccionista que lo urbano intenta imponer siempre sobre lo rural», y también rinde homenaje «a quienes ya no están, a su cultura y a su memoria, que es la memoria de la tierra». Por eso, afirma que su «viaje fotográfico, con sus desvíos y desvelos, no es solo un viaje por el territorio, sino también por el tiempo».
La exposición, en cuya organización ha participado el Servicio de Cultura de la Diputación, consta de sesenta y una fotografías, seleccionadas de entre las ciento sesenta del libro, que se cierra con un emotivo y perspicaz texto —titulado «Se vende»— escrito por Julio Llamazares, uno de los narradores españoles que mejor ha retratado la España rural, Como apunta este autor, este proyecto fotográfico «es una elegía, un alegato contra la marginación de unos españoles por parte del resto y una llamada a la reflexión».
Para Llamazares, Alma tierra narra con imágenes «desde la compasión, no desde la indiferencia, ni mucho menos desde el distanciamiento, (…) la desaparición de un mundo o la propia relación con él», en una «proposición estética, pero también moral y política, en tanto que lo que se nos narra con ellas nos afecta a todos, lo vivamos directamente o no, lo conozcamos desde hace mucho o lo hayamos descubierto mirando estas fotografías».
La Montaña Palentina es una de esas zonas de España protagonistas de la exposición y del libro, resumen de un recorrido por territorios y poblaciones de otras veinticuatro áreas del interior de España: Laciana y el Valle del Porma, en León; Los Ancares, de Lugo y León; el Campo de Aliste, en Zamora; el Valle del Corneja, en Ávila; el Campo de Alba, en Salamanca; las Tierras Altas, de Soria; La Bureba, de Burgos; La Alcarria, de Cuenca; el Campo de Montiel, de Ciudad Real; La Mesa de Ocaña, en Toledo; la Tierra de Molina, en Guadalajara; el Sobrepuerto, el Sobrarbe, la Ribagorza y la sierra del Montsec, en Huesca; el Maestrazgo, de Teruel y Castellón; Las Hurdes, Los Ibores y la Tierra de Trujillo, en Cáceres; la Hoya de Huéscar, en Granada; el Concello de Lugo; la Terra de Caldelas, en Ourense; y el territorio vaqueiro de Asturias.
OCHO COMUNIDADES. Así pues, con su proyecto Alma tierra, Navia vincula el norte de la provincia de Palencia, y el recuerdo a su principal fotógrafa —Piedad Isla—, con otras comarcas del interior peninsular pertenecientes a ocho comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia. Alma tierra ha recalado en Palencia, gracias al apoyo de la Diputación, dentro de su recorrido por España, tras su paso por Huesca, Cuenca, Gijón, Valladolid, Zamora y León.
La exposición, llamada a ser uno de los eventos culturales del año en Palencia, provincia ligada ya al nombre del fotógrafo José Manuel Navia, como otros galardonados con el Premio Nacional de Fotografía ‘Piedad Isla’, que —desde su creación en 2010 por parte de la Diputación de Palencia— también ha reconocido las trayectorias profesionales de Cristina García Rodero, Ramón Masats, Ouka Leele, Colita, Chema Madoz, Marisa Flórez, Juan Manuel Castro Prieto, Tino Soriano, Juan Manuel Díaz Burgos, Josep María Ribas i Prous y Pilar Pequeño, la última galardonada, cuya obra también podrá verse en Palencia en una próxima exposición