Cincinnati se le resistía al jugador español, que mañana, lunes, figurará como segundo jugador del mundo en detrimento del británico Andy Murray y sólo superado por el serbio Novak Djokovic, número uno del circuito. Una condición a la que aspira aún Nadal amparado por las matemáticas.
El poderoso servicio y el entusiasmo del estadounidense, alentado por el público local y por alcanzar el título más importante de su carrera, tampoco frenó al tenista balear, que sigue sin perder en pista dura en lo que va de curso. Son ya quince las victorias que acumula en este tipo de piso en el 2013. El Abierto de Estados Unidos, su nuevo objetivo.
Nueve títulos en once finales jugadas. Nadal acumula Cincinatti a los éxitos en Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Godó, Madrid, Roma, Roland Garros y Montreal. Solo perdió en Viña del Mar ante el argentino Horacio Zeballos y en Montecarlo, contra Djokovic. Ambas en tierra. Un trayecto impecable a excepción de Wimbledon, de donde se despidió en su primer partido.
Nadal tardó una hora y 55 minutos en acabar con la resistencia de Isner, que tuvo sus oportunidades. Especialmente en el primer set, en el que dispuso de tres puntos de set, todas al resto. Una de ellas en el desempate.
Ninguno cedió su saque a lo largo del partido y el desenlace se decidió en los 'tie break', donde el español tiró de tenis, cabeza y experiencia para superar al gigante estadounidense, que encajó así su segunda derrota en un Masters 1000, tras la del pasado año en Indian Wells contra Roger Federer, y la cuarta ante el español, con el que ya había caído en tres ocasiones anteriores, la más reciente en Roland Garros de 2011, cuando Nadal necesitó los cinco sets.