Dentro de cuatro horas, Endesa detonará las tres torres de refrigeración de la antigua central térmica de Andorra. Desaparecerá así el símbolo de la minería turolense, referente industrial durante 40 años.
Para derribar estas chimeneas de 107 metros de altura y 13.000 toneladas cada una se van a utilizar 270 kilos de explosivos. Los trabajos de desmantelamiento de la térmica dan así un paso más, uno importante, pese a que muchos andorranos creen que deberían haberse mantenido como reclamo turístico.