Si la Semana Santa es el termómetro turístico del verano, el sector se muestra optimista, tras lograr llenar alojamientos en el Bajo Aragón, gracias a la Ruta del Tambor, y muchos establecimientos del Pirineo.
Además, el grupo Aramón ha cerrado la mejor temporada de su historia. A falta de conocer la cifra final de visitantes o el impacto económico, estiman que solo en marzo, pese a las dificultades, la afluencia a los centros invernales aumentó un 20%.