Cristiano Ronaldo no estará durante tres partidos y hay que aceptarlo. Así comenzaron a pensar los jugadores del Madrid, que salía con dos bandas inéditas en lo que va de temporada: Jesé y Bale serían los encargados de partir desde izquierda y derecha, respectivamente. E hicieron olvidar al portugués de manera rápida, concretamente en el minuto seis.
Gareth Bale no participa mucho en la maquinaria de juego madridista, pero cada vez que recibe el balón, la defensa rival puede temblar. Y el portero. El galés, que ya se estrenó con la camiseta blanca ante el Villarreal en la ida, volvió a marcar frente al submarino amarillo en la vuelta tras su lesión. Lo hizo en el 6', cuando aprovechó un error estrepitoso de Dorado. Nueve tantos en Liga y falta por ver si las lesiones se apartan de Bale por un tiempo.
El central del Villarreal perdió el balón prácticamente en el lateral de su área y el galés no perdonó: robó y picó un magistral balón ante Asenjo para poner el primer gol de la tarde noche en el Santiago Bernabéu. Puede que pasara algunos minutos desapercibido, pero volvería a dejar su firma en el segundo gol con otra jugada sonrojante para Jaume Costa. El galés regateó, llegó hasta la línea de fondo y puso un balón perfecto para que Benzema la empujara y firmara su gol número 12 en Liga.
Si Bale puso el peligro, de nuevo por la derecha a pesar de la baja de Cristiano, Jesé lo hizo por la izquierda. El canterano vive sus mejores días y volvió a hacer gala de su regate y velocidad para ser uno de los más incisivos del Madrid. Di María fue el tercero en aparecer, con su posición en el centro del campo en la que parece haber encontrado acomodo y regularidad en su juego.
Enfrente, un Villarreal muy blando que solo se encontró cómodo en los momentos previos al primer gol del Madrid. Ni Jonathan Pereira, ni Aquino, ni Giovanni Dos Santos tuvieron su mejor día en ataque y la defensa amarilla dio muchas facilidades al equipo blanco e hicieron irreconocible la habitual imagen del Villarreal desde que comenzó la competición.
Aún así, los de Marcelino se marcharon vivos al descanso. Cuando menos lo parecía, el Villarreal se llevó el premio con un golazo de Mario. El lateral optó por subir y mientras conducía el balón en carrera en el pico derecho del área, soltó un zapatazo que acabó en la escuadra de Diego López. Imparable.
En la segunda parte todo comenzó igual, con el Madrid sin hacer un juego brillante pero con mucha solidez defensiva y contundencia a la hora de atacar. Cuando los de Ancelotti roban, se arman de manera muy peligrosa. En el medio, ya no es noticia que Modric se luzca e Illarramendi, sin el brillo de Xabi Alonso, contribuyó a superar con creces a Bruno, que también volvía tras lesión, y a Edu Ramos.
Precisamente Edu Ramos fue el perjudicado en el primer cambio de Marcelino, que decidió dar entrada a Trigueros. El mediapunta del Villarreal es un habitual en el once amarillo y sorprendió su suplencia, pero no tardó en salir al campo para tratar de tener algo más de control y ser más incisivos en ataque.
Y lo consiguieron en parte, porque el Madrid llegó a mostrarse intratable por momentos. Eso, y Jesé. El canterano tampoco desaprovechó su segunda titularidad en Liga para marcar y otra vez usó la parte exterior de su pie derecho para marcar el tercer gol del Madrid. Y fuera de las intenciones de Marcelino, Giovanni golpeó de manera magistral el balón en una falta y volvió a acercar más al Villarreal al empate.
El que sí tuvo más suerte con sus intenciones fue Ancelotti, que sentó a Di María y metió a Xabi Alonso en un intento de dar más tranquilidad al juego madridista. El cambio surtió efecto en apenas unos minutos y a pesar del golazo de Giovanni. Sin complicaciones y al contragolpe, así fue como llegó el cuarto gol del Madrid, con un buen disparo de Benzema desde fuera del área.
Modric se hizo más inmenso si cabe hasta el final del partido, se llevó una nueva ovación del Bernabéu y el Madrid se hizo con tres puntos cruciales, ante un buen rival y para trasladar la presión al líder, el Atlético de Madrid. Lo del Barça será otra historia mañana, pero el equipo blanco tiene motivos para sonreír: goleada copera ante el máximo rival y victoria clara, de nuevo, en Liga.