Holanda despertó de la depresión que vive camino de la Eurocopa 2016, alejado de la imagen que le guió al tercer puesto del Mundial de Brasil, a costa de una España vulnerable, con numerosos cambios de Vicente del Bosque, víctima de su pasividad defensiva en los goles de De Vrij y Klaassen.
España transita por aguas revueltas, sin encontrar una identidad nueva tras el fin de su generación más brillante. Del Bosque de golpe va en contra de la mayoría, a contracorriente. Se defiende tirando de resultados en fases de clasificación, pero agacha la cabeza cuando revisa amistosos. Tras la derrota ante Francia y Alemania llegó Holanda, una selección que salió de su bache recordando por momentos la última batalla de Brasil.
Sin dos de sus tres referentes -Robben y Van Persie-, la 'oranje' necesitó poco para hacer tambalearse a España, sin tensión defensiva con un equipo diseñado para tener el balón. Del Bosque se traicionó a sí mismo con tantos cambios, hasta nueve. Nunca en su etapa como seleccionador varió tanto de un equipo a otro. Juntó a jugadores que no se sienten fijos y el resultado no pudo ser peor en el primer acto. Perdió la oportunidad de probar nuevas sociedades como la que forman Isco e Iniesta, asentar la figura de Koke como el nuevo Xavi, probar con Cesc de falso nueve o jugar con referencia fija arriba dando continuidad a Morata. Cesc pasaba de ser castigado ante Ucrania, sin un minuto en un partido clave camino de la Eurocopa 2016 por la supuesta lesión que le hizo perderse los dos últimos partidos del pasado año, a ser capitán. De él dependía el fútbol de la Roja, de su asociación con la calidad de Isco y la movilidad de Cazorla. Jugó con nueve España. Arriba debutaba Juanmi sobrado de ganas, ofreciéndose siempre y salvándose de la quema.
Cada acercamiento de Holanda generó peligro. Los marcajes eran permisivos. Huntelaar recibía y dejaba de cara a Depay para probar a De Gea a los siete minutos. La estirada del portero que sentó a Casillas en el Amsterdam Arena evitó el primero. España reculaba en exceso y quería presionar. La distancia entre líneas era un disparo al pie. A los 13 minutos encajaba el primero. Segunda jugada tras un córner que culminaba Sneijder con un pase de oro desde el costado izquierdo a la cabeza de De Vrij. A placer cabeceó a la red. Albiol llegó tarde a su marca.
Sólo pasaban tres minutos cuando llegaba el segundo y a todos les venía la mente la goleada de Brasil. Un pase dentro del área para que Klaassen reciba cómodamente, pueda disparar centrado, recoger el rechace de De Gea y fusilar arriba sin que un solo defensa lo impidiese. La resurrección de Holanda ya era una realidad. Su afición olvidaba las penurias de su fase de clasificación.
Obligada a reaccionar España intentó tirar de orgullo, con Piqué invitando a la lucha. Tuvo el gol en sus botas pero se le adelantó rápido Vermeer en su salida a la media hora de partido. Pedro hacía la guerra por su cuenta, robaba a Martins Indi en su presión pero se liaba en regates en el mano a mano ante el portero, escorado al arco, y Juanmi chutaba desde la frontal rozando la madera.
En la reanudación Del Bosque movía el banquillo buscando otra actitud. Silva para ejercer el mando y Vitolo debutando en la derecha, lejos de su posición natural. Cesc perdonaba la primera a pase de Silva. El canario había cambiado el panorama. España se adueñaba del esférico y Holanda pasaba a jugar al contraataque.
Ocurrió ante Ucrania, que remató cualquier centro, y se repitió en el Amsterdam Arena. De nuevo un servicio de Sneijder lo enganchaba a placer Indi que, con todo a favor, cabeceó picado alto. En un nuevo arreón holandés pudo caer el tercero. De Gea tuvo que sacar abajo el disparo cruzado de Depay. Resoplaba cuando el balón se alejaba.
Mereció marcar España, con Morata mereciendo el premio desde que saltó al césped. El desorden actual se plasmó en una falta en la frontal del área. Pudo ser la primera que chutó Piqué en su carrera. El resultado no fue malo, abajo, esquivando a la barrera, pero Vermeer la sacó con sus piernas y la detuvo en dos tiempos. Vitolo perdonó con todo a favor, a Silva le anularon un gol por posición ilegal y el árbitro no vio un claro penalti por mano de Indi. La afición la tomó con Iniesta, silbado por aquel tanto de gloria en la final de Johannesburgo. España vive de eso en su presente. De recuerdos.