El triunfo de los sevillistas, que jugaron un buen partido con buenas incursiones por las bandas y un fútbol intenso ante un cuadro alemán sin fluidez ni claridad arriba, se cimentó tras el descanso, cuando Gameiro hizo de penalti el 1-0 nada más empezar y luego falló otra pena máxima, tras lo que Éver Banega no desperdició el segundo penalti y Konoplyanka redondeó el marcador con el 3-0 al final.
Un duelo conocido
Se veían dos viejos conocidos, pues ya se enfrentaron hace siete meses en la Liga Europa que acabó ganando el Sevilla en la ronda de dieciseisavos, con sendos triunfos del cuadro español (1-0 y 2-3) en una eliminatoria muy igualada.
Ahora se encontraban otra vez, pero en la 'Champions' tras la magnífica última campaña de ambos equipos. Aún así, los dos llegaban con dudas a este debut en la máxima competición europea, 37 años después de su última vez el Borussia Monchengladbach y cinco después el Sevilla, ante sus malos arranques ligueros al llevar los germanos cuatro derrotas seguidas y no haber ganado aún en Liga los españoles, con dos empates y una derrota.
Ambos equipos presentaron dos once de calidad y garantías pese a sus muchas bajas, sobre todo atrás. En los locales, por lesión, el meta Beto y tres centrales: Carriço, Ramí y Pareja; y en el Gladbach el medio Xhaka, uno de sus referentes, sancionado precisamente por la roja que vio el año pasado ante el Sevilla, y cuatro lesionados: los defensas Domínguez y Stranzl, y los extremos Johnson y Hermann.
El Sevilla comenzó fuerte
El Sevilla salió con mucha intensidad buscando un fútbol rápido y la chispa de sus extremos José Antonio Reyes y, sobre todo, Víctor Machín 'Vitolo', muy activo junto al punta francés Kevin Gameiro.
Así, pronto pudo llegar el primer gol local con un tiro de Vitolo al poste derecho cuyo rechace mandó alto Reyes, solo ante Yann Sommer. La réplica fue inmediata en una falta que el holandés Brouwers cabeceó fuera.
En esta fase el equipo del suizo Lucien Favre aguantó bien a los de Unai Emery y estuvo sólido atrás sin renunciar al ataque, hasta el punto de que el galo Ibrahima Traoré, muy incisivo, metió miedo a los españoles con un gran disparo que salió desviado.
Los sevillistas dominaron la primera mitad y fueron superiores al Gladbach, con un juego vertical y entradas por las bandas y con el argentino Éver Banega intentando encontrar espacios, pero les faltó más pegada pese a sus constantes intentos, como en un remate de Vitolo que Coke desvió de tacón y el meta suizo rechazó a los 21 minutos.
De ahí al descanso la ofensiva del Sevilla se acrecentó y gozó de hasta cuatro opciones para marcar: una de Reyes y tres más claras de Gameiro, en un cabezazo al lateral de la red, una volea que mandó alta y un zurdazo que paró Sommer.
El Borussia solo pudo defender
Mientras, los alemanes, centrados en defender, llegaban tímidamente en ataque y su mayor baza era la estrategia, como en un córner que Jantschke cabeceó fuera. La reanudación empezó trepidante.
En tres minutos, del 46 al 49, el árbitro pitó dos penaltis a favor del Sevilla con un desigual desenlace. El primero, un tanto riguroso y muy protestado por los germanos, fue tras un centro de Banega al que Vitolo llegó instantes antes que el meta considerando el colegiado que Sommer lo derriba. Kevin Gameiro, con un tirazo a la izquierda del portero, lo convirtió en el 1-0 a los dos minutos del segundo tiempo, pero solo un minuto después se repitió la historia con un nuevo penalti en contra del Monchengladbach por derribo de Roel Browers sobre Vitolo, el mejor de los españoles y una pesadilla para la zaga visitante.
En esta ocasión, el internacional galo lo falló al estrellar su disparo, esta vez fuerte por alto y al centro, en el larguero. Los alemanes, enfadados sobre todo por el primer penalti pitado, buscaron sacar el orgullo y reaccionar para lograr el empate, lo que intentó el brasileño Raffael con un remate fuera a los 54 minutos, aunque el Sevilla olía el triunfo, ya no bajó la intensidad y con Éver Banega al timón siguió dominando y atacando.
Muy bien en defensa y sin pasar apuros, tras avisos del argentino y Reyes, el equipo español amplió su ventaja al marcar el 2-0 y de nuevo de penalti, el tercero del choque, cometido por Jatschke sobre Gameiro y que esta vez transformó Banega a los 66 minutos.
Esto dejó muy tocado al Gladbach, que no se repuso de este gran mazazo. Así, el Sevilla continuó con su pleno control del juego, a placer a veces, y mostró su ambición al crear dos ocasiones más, hasta que el ucraniano Yevhen Konoplyanka, muy escorado en la banda derecha, selló la goleada al batir con un ajustadísimo centrochut a Sommer para hacer el 3-0 definitivo.