Dos esquemas iguales en dos rivales que se conocen bien, con Aleñá como pieza clave en el extremo del cuadro madrileño para enlazar con los dos delanteros, que pronto quedó constatada. Fueron los de Bordalás los que tomaron la iniciativa ofensiva, ante un Real Valladolid que buscaba estabilidad y organización en el inicio.
Parecía que el Getafe había adquirido el control del juego, pero los locales se mostraron muy serios en el plano defensivo y, desde su área, en una gran acción colectiva, lograron el primer gol del encuentro con un remate de cabeza de Óscar Plano a centro de Orellana (m.13).
Era una inyección de moral para un equipo necesitado y con ganas de refrendar su progresión. Y el tanto le impulsó. Adquirió confianza e incrementó la ambición. Orellana volvía a convertirse en protagonista, tras irse en velocidad y plantarse en el área del Getafe, donde esperaba Weissman, siempre atento.
El delantero israelí remató a una escuadra un mal despeje de David Soria para añadir otro tanto al casillero de su equipo. Un 2-0 para el Real Valladolid antes de que se cumplieran los primeros 25 minutos de partido, aunque quedaba un largo camino por delante. De hecho, el Getafe tenía claro que no podía dejar tanta ventaja a los locales antes del descanso. Y apareció el talento de Jaime Mata, quien, tras recibir el pase de Ünal, recortó a Joaquín dentro del área blanquivioleta, para superar a Roberto Jiménez y meter presión al rival.
Con ese 2-1, que dejaba abierto el partido, se llegó al descanso en el José Zorrilla. Bordalás dejó clara su intención de ir a por la victoria, al introducir a Kubo por Damián tras la reanudación. Un cambio, cuanto menos, sorprendente. Orellana seguía creando peligro cada vez que controlaba la pelota y no dudó en rematar a portería tras un centro de Janko obligando a Soria a intervenir para evitar un nuevo tanto local.
El técnico del cuadro madrileño movía de nuevo ficha para buscar otras opciones ofensivas, dando entrada a Cucho por Ünal. Esos cambios dieron fruto, ya que Kubo, tras un buen pase de Arambarri, alcanzó el área pequeña local para rematar con comodidad, aunque Roberto estuvo atento y desvió su disparo.
Ante esa intensidad visitante, Sergio González decidió dar entrada a Míchel, San Emeterio, y Kodro. El encuentro se equilibró. Podía darse cualquier circunstancia, puesto que el Getafe buscaba el empate y el Valladolid, ampliar la renta.
Y en plena lucha, el colegiado mostró la tarjeta roja directa a Mata tras una acción con El Yamiq, lo que dejó al cuadro madrileño con un jugador menos a falta de seis minutos para el final. La tensión era evidente y el fantasma de un fallo en los últimos compases en el Real Valladolid, también. Pero, por fin, los locales pudieron volver a saborear un triunfo a costa de un Getafe que se convierte, de nuevo, en un bálsamo para el conjunto blanquivioleta.