El Valencia vivió una de las noches más tristes de su historia y cosechó un empate en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey al Barcelona. Un resultado que es una mera anécdota tras el 7-0 encajado en la ida en el Camp Nou y que convirtió el partido de vuelta en un puro trámite para el Barcelona.
Los de Luis Enrique ya están en su primera final del año, aunque ya lo estaban desde hace una semana cuando arrasaron al equipo de Gary Neville. El técnico inglés fue testigo de una de las partidos más intrascendentes del valencianismo: ante un Mestalla casi vacío y frente a un Barça plagado de suplentes.
El partido fue un funeral para el Valencia, eliminado desde la ida y con ningún aliciente en juego. Salvó como pudo el equipo 'ché' el marrón de la vuelta y ya piensa en la Liga, donde los puestos de descenso acechan a los de Neville.
El partido dejó poco o nada para analizar. El Barcelona ya se sabía clasificado, el Valencia era consciente de que estaba eliminado y el público, el poco que fue a Mestalla, no esperaba un milagro.
Negredo fue el encargado de abrir el marcador en la primera parte y Kaptoum puso las tablas a cinco minutos para el final.
Al Valencia le toca apretar los dientes y trabajar para salvar la situación más complicada en la que se ha visto inmerso en los últimos años. El Barcelona, que pudo dar descanso a todas sus estrellas, ya está en la primera final del año.