Antes de inventarse la moneda la gente intercambiaba sus bienes: semillas por gallinas, metal por algodón o leche por madera. Sólo cuando los bienes dejan de cumplir la función de cubrir necesidades y se empiezan a acumular, surge la moneda. Si hay excedentes siempre habrá quién sepa rentabilizarlos, incluso en tiempos remotos porque, como dice el Eclesiastés “no hay nada nuevo bajo el sol”.
Nace el lujo. Lo superfluo. El placer de lo exclusivo.
En momentos difíciles vale la pena recuperar viejas costumbres. Recuperamos el intercambio, el trueque: UNO POR OTRO.
¿Qué puedes ofrecer y qué quieres conseguir a cambio? Abrimos un espacio en nuestra web y también en el contestador. Allí puedes dejar tu oferta y tu demanda.
¿Estás dispuesto/a a pintar una casa a cambio de que te arreglen el sistema de fontanería?
¿Ofreces clases de inglés a cambio de que te cuiden el jardín?
¿Cambias tu casa en la playa por otra en la ciudad para pasar las navidades?
Si nos ponemos de acuerdo podemos hacer mucho más.
Uno por otro
Yo te doy, tú me das. El concepto más antiguo: el trueque.
ondacero.es
Madrid | 28.10.2011 09:13