Según Jackman Namara, profesor de Fisiología Clínica en la Universidad de East London, andar hacia atrás resulta más beneficioso porque mejoramos estabilidad y equilibrio y al ser los pasos más cortos, aumentamos nuestra resistencia muscular y cargamos menos las articulaciones.
¿Quién domina esta técnica sin conocer seguro los beneficios? Todos aquellos que desde sus despachos pintan realidades y luego quieren que la sociedad se acople a las mismas.
¿Cuántos nos han venido hablando de necesidades económicas y de recesiones? Muchos y seguro que con mucha carga de razón, pero amén de parámetros estadísticos, a todos los expertos les pido algo más de conocimiento de la civilización en la que viven.
La pandemia sigue dejando secuelas y una de ellas es la del gusto redoblado por vivir. Contra esta no se puede hacer nada: ni guerra, ni contracciones económicas ni precios desorbitados. Nada. La gente quiere disfrutar y es imposible convencerles de que no lo hagan.
Este acueducto que no termina es una demostración empírica. Los más de 12 millones de desplazamientos, las reservas hoteleras de ocupación y sobre todo, las calles: ciudades, pueblos, pedanías. Quizás, no escapemos siete días, pero nos vamos cuatro. Quizás no salgamos a cenar fuera todos, pero un par sí. Quizás no traigamos regalos, pero una sudadera sí que me compro.
Y yo me pregunto: ¿esa predisposición social no se tiene en cuenta en las predicciones económicas? Y si es así, ¿no les falta algo de solidez y veracidad en los preceptos? La chavalería les diría a los gurús que les falta calle y si la pisaran más seguro que serían más certeros.
Vamos a pensar en el futuro, pero no a costa de escatimar placeres en el día a día. Los españoles somos así y lo que nos ha pasado en estos tres años nos refuerza: salimos, consumimos, vivimos y la verdad, a mí me encanta que sea así.