Seguro que un antropólogo lo explicaría de cine con el respaldo de la ciencia y un psicólogo social daría contexto actual a lo que seguro nos pasa a todos: hay gente que nos entra y otra, que aunque nos ayude con las bolsas de la compra en el ascensor, a la que no le pillamos el gustillo. He leído que las primeras impresiones cuentan y mucho, porque llegamos a comunicar un 70% sin palabra, con lenguaje no verbal. Amén de la toma de contacto está la intuición, la imagen, la cosa física como el habla, la sonrisa y hasta el olor que generan unas huellas en el cerebro que nos condicionan.
Tanto es así que su peso no puede ser desdeñado, todo en su conjunto puede vencer a los hechos y las obras de la persona en cuestión. Los españoles somos país abierto, de calle, de compartir, de exteriorizar, pero cuando se trata de poner en la picota, también sabemos actuar de manera orquestada. De todas formas me gustaría que hubiera una base racional más detallada para digerir más esos rechazos, saber si lo que percibimos nos lleva a tachar a alguien o es al revés, como nos cae regu, condenamos todo lo que llega de su mano.
Concluyo y me mojo: creo que nunca ha pasado con tanta claridad. Un presidente que puede perder elecciones por pura antipatía.