Los dientes es la parte más dura del cuerpo. Están formados casi todo por matriz inorgánica, lo que permite que los dientes "minerales" nos permitan utilizarlos para tener información del individuo al que pertenecieron. Por eso, son los restos más abundantes y mejor conservados del registro fósil.
En el siglo XIX los investigadores empezaron a darse cuenta de la importancia de los dientes como fuente de información. Pero fue en el siglo XX cuando se aplica los rasgos morfológicos de los dientes como herramienta para el estudio de las poblaciones. En la actualidad, las nuevas tecnologías nos ayudan a obtener mucha información sin tener que dañar los dientes, explica en 'Más de uno' Marina Martínez de Pinillos, licenciada en en Patrimonio Histórico y Doctora Internacional en Evolución Humana.
¿Qué información nos dan los dientes?
En los dientes permanece toda la información almacenada del individuo. Se puede estudiar la dieta, las diferentes especies... la morfología y la métrica de los dientes (tamaño y forma) para poder definir especies diferentes como los Neandertales o los Australopitecos.
La evolución de los dientes a lo largo de la historia
Evolución de los dientes. Los dientes responden al tipo de dieta a la que se ven sometidos. Por ello, los carnívoros tienen unos dientes más afilados porque necesitan desgarrar la carne, mientras que los animales herbívoros necesitan moler la carne y sus dientes tienen una superficie más grande.
Lo que ha ocurrido a lo largo de la evolución ha sido "una tendencia a la simplificación y reducción en el número de piezas dentales y en el tamaño de las mismas".
En la actualidad, las muelas del juicio hay mucha gente que no las tiene o, si salen, por problemas de espacio se las tienen que sacar. "Al igual que los dientes han ido evolucionando a la reducción, el aparato masticador también es más pequeño y, por tanto, los dientes no nos entran de la misma forma que a nuestros antepasados", detalla Marina sobre la reducción de la mandíbula.
¿Desde cuándo nos cuidamos los dientes?
En especies fósiles de Atapuerca se han documentado la utilización de fibras y hierbas entre los dientes para retirar trozos de alimentos o evitar dolencias.
"La utilización de ese hilo dental prehistórico de una manera reiterada ha creado unos surcos entre los dientes", cuenta.
La casa del Ratón Pérez y su colaboración con la ciencia
En la casa museo del Ratoncito Pérez se encuentra Alicia Heras, rodeada de miles de dientes de leche. La mayor colección de dientes de leche del mundo está ubicada en el CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), con más de 5.000 dientes de leche donados por niños para la ciencia.
Lina y Daniela, trabajadoras de la casa del Ratón Pérez, recogen los dientes que los niños donan voluntariamente. Una vez hecho esto, el Ratón Pérez les entrega un certificado exclusivo y, "a partir de ese momento, pasan a ser miembros del equipo de investigación de ayudantes del Ratón Pérez", explican.

Las personas mayores también pueden donar sus dientes al CENIEH para que sean analizados e investigados. Después, llegan a manos de Marina y sus compañeros, que los limpian, los usan para compararlos con otras especies e investigan con ellos.
"La línea de antropología dental de los dientes de leche está creciendo exponencialmente", cuenta Marina mientras habla de un estudio que investiga el uso de los dientes de leche como biomarcadores para evaluar la exposición al estrés durante la infancia.