Si ir al superdomingo de mayo parece una necesidad porque es la fecha más próxima, tendrá la oposición de los barones, que ya es conocida, y el poder es nacional, pero también territorial. Si se queda sin Presupuestos, sería razonable adelantar por falta de proyecto económico, pero él está comprometido a agotar la legislatura.
Y en cuanto a los independentistas, que son su apoyo, están pensando qué gobierno les interesa: el de la derecha unida que habla del 155 o el de Sánchez que administre la situación después de la sentencia. Y falta por saber qué pasa con las negociaciones con la Generalitat, que están rotas, pero en política, y menos en este tiempo, nada es definitivo.
Estas deben ser las reflexiones en que anda el presidente. Con un añadido inevitable: lo que le digan Tezanos y el CIS, que son los que mandan en el calendario. Si el CIS dice adelante, ni Presupuestos ni nada: el superdomingo es imparable. Si el CIS sigue como hasta ahora, Sánchez tratará de aplicar su "Manual de resistencia". En resumen, nada se puede vaticinar. El superdomingo está más cerca, pero solo en el calendario. Y a Sánchez la razón le pide terminar esta agonía, pero el corazón le invita a resistir.