Si se alinea con la derecha en contra de Podemos, sería la primera crisis de su amorosa relación. Es también un examen para Batet, que se enfrenta a un conflicto entre su corazón catalán y su razón como presidenta. Lo más probable es que, si no hay acuerdo de entrada, se pida informe al Servicio Jurídico del Congreso y se retrase la decisión. Para la Mesa es un papel complicado y por eso se quejan de que el Supremo se ponga de perfil y le arroje la pelota: que decida el Congreso. Pues bien: el Congreso tendrá que decidir la suspensión. Como sea, pero la tiene que decidir. Lo contrario sería una especie de rebelión, una confrontación todavía más grave entre derecha e izquierda y un conflicto institucional. Después serán los procesados quienes decidan a su vez si renuncian al escaño para que corra la lista. Si no renuncian, como no pueden acudir a plenos ni votaciones, el primer efecto será que la mayoría absoluta desciende a 174, dos escaños menos, favor para Sánchez en la investidura. Ese es el panorama teórico. Un buen pórtico para anunciar una legislatura llena de complejidad.