A Pedro Sánchez le falta un ministerio más el número 23 para informar a afectados a Pablo Iglesias, que se entera de lo sustancial por la prensa, a los empresarios o a los que forman la mayoría de la investidura.
Pero no es la mayor preocupación de este cronista, al fin y al cabo, si Sánchez se olvida de informar a Pablo, es bastante normal que se olvide de informar a Garamendi sería mucho peor que en esto de la reforma laboral se olvidase de informar a Nadia Calviño que tampoco lo descarto.
Lo que inquieta a este cronista es comparar la realidad visible, la que está en los datos y la reacción del gobierno. La realidad visible es que España se descuelga de la tímida recuperación europea o que uno de cada tres parados de la Unión es español. Que la respuesta del Gobierno sea comprometerse a cambiar la reforma laboral antes de diciembre indica que con perdón está Bourdin orinando fuera del tiesto.
Va a lo suyo, a lo de Unidas Podemos y a lo de los sindicatos, diría más. Trabaja para los sindicatos por la paz social, que está muy bien, pero en una clamorosa ausencia de iniciativas para estimular la economía, alentar al empresariado y fomentar el empleo. Está metido en un fortín ideológico. Y digo algo más que las prioridades del Gobierno, las que tienen compromiso de calendario, sean en este momento la Ley de Memoria Democrática o cambiar los convenios de empresa por los receptor indica una grave ausencia de sensibilidad.