Madrid |
La tercera, y esto es pensar demasiado bien, que pretende mantener abierto el plan B, el de la mayoría constitucional, por si Esquerra le falla en el último minuto.
Y la cuarta, que me parece la más creíble, que Pablo Casado cargue de razones a Sánchez para justificar el pacto con Esquerra, tan demonizado por la derecha y varios barones socialistas. Si el PP se lo pone muy difícil, exigiendo por ejemplo que Sánchez dé un paso atrás, su mensaje sería que no tuvo mas remedio que entenderse con separatistas.Creo que esas son las intenciones. En cuanto a los resultados, abandonad toda esperanza de que Sánchez acepte la propuesta de Arrimadas de los 221 diputados. Eso le suena bien a quien piensa en la estabilidad al margen de los intereses de partido. Les suena fatal a quienes, como el PP, entienden que volver a las urnas sería una magnífica oportunidad de crecer.
Y a quien, como Pedro Sánchez, siente urticaria solo de pensar que tienen que poner en práctica un proyecto de la derecha. Y mucho más la idea de compartir un sillón. Esto no es nuevo. Es lo que en 2015 Pedro Sánchez le dijo a Rajoy.