EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Carmen de Mallarmée: "Es un escándalo que Muscato ha despojado a Carmen de su dimensión escandalosa"

Creo no haber indultado nunca un personaje de ficción. Aunque Carmen, la Carmen de Mallarmée, de Bizet, es más que un personaje de ficción. Es un mito erótico. Y una revolución de la emancipación femenina, mediado el siglo XIX francés.

ondacero.es

Madrid |

Puede que los autores iconoclastas de entonces fueran expuestos hoy al acoso de la censura y del moralismo. Flaubert no podría escribir Madame Bovary, desde luego. Todas las conquistas de las libertades están sirviendo para coartarlas.

Y ha ocurrido en Florencia con Carmen. El tipo que ha llevado a escena la ópera, Leo Moscato, que no es un perro ni es un gato, ni es un lobo muy sensato, ha decidido salvarla de su ejecutor. Y le ha dado una pistola y la ha convertido en verdugo justiciero.

Se supone que es una llamada de atención al feminicidio, pero la iniciativa, amén de osada y de arbitraria, se antoja un disparate. No sólo por esta idea absurda de salvar a Carmen convirtiéndola en homicida, sino porque el final extremo y original de la obra pretendía sacudir las conciencias de aquella sociedad. Y la de esta, en la propia vigencia del mito.

El verdadero escándalo es que Muscato ha despojado a Carmen de su dimensión escandalosa. La cigarrera andaluza es un pájaro rebelde -así se define- que vuela entre el erotismo y la muerte. Y que no acepta restricciones a la libertad, poniendo en juego su vida.

Si hubiera de etiquetarse, Carmen es una obra precursora del feminismo, como Karenina, como Bovary. Resucitarlas de sus trágicos finales o convertirlas en vengadoras no hace sino sustraerlas al espacio de reflexión, conmoción y catarsis que representan.

Señor Muscato, si quiere hacer un alegato sobre el feminicidio, escríbalo usted. Ejerza usted el buenismo, la pedagogia. Póngase a merced del público infantilizado. Y deje a Carmen morir en paz, porque nada más caer el telón resulta que resucita.