OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Ir volviendo a lo de antes, cuando ya no están todos los de antes"

Diario de la pandemia. Cinco de mayo. Ya queda un día menos para dejar todo esto atrás.

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Carlos Alsina

Madrid | 05.05.2020 08:20

· Luis lo expresa tan bien que sólo tengo que leerte lo que él ha escrito. ‘Se me hace raro’, dice, ‘ahora se me hace raro. Vivo una contradicción: la ilusión de la desescalada y la enorme tristeza por lo que ya no volverá. La ilusión de poder ir saliendo cada día un poco más, de poder ir a trabajar y ver que el país, y la economía, cobran vida de nuevo. Y la tristeza de que en la nueva normalidad de la que hablan ya no estarán las visitas que hacía a mi hermano en su residencia’. El hermano de Luis, 62 años, cayó enfermo el día 23, pareció que salía adelante gracias a la medicación pero anteayer empeoró de golpe y falleció. En una residencia privada donde hicieron todo lo que cabía esperar que hicieran, volcándose con los residentes, salvo los test porque nunca llegaron todos los que habrían necesitado. ‘No sé si mi hermano llegará a estar en la lista de fallecidos porque no dio tiempo a que le hicieran la prueba, pero sé que la desescalada tiene para mí este doble significado: que el miércoles saldré de casa no para pasear, ni por el niño, ni para hacer la compra. Saldré para ir con mi hermana al cementerio a despedir a nuestro hermano’.

· Como Luis hay veinticinco mil familias en España. Están, como estamos todos, deseando celebrar que la vida va volviendo a parecerse a lo que fue antes del tsunami, pero no tienen normalidad a la que volver. Aquello que dijimos aquí hace un mes: que llegarían días mejores, pero cuando llegaran ya no estaríamos todos. Y que ésa es la herida más honda que nos va a quedar.

· La abuela Ino, Inocencia, se fue la víspera del día de la madre. En una residencia de Segovia donde la cuidaban de su alzheimer ya muy avanzado. Segoviana de siempre, porque el padre, que era holandés, se enamoró de la madre un día que paseaba por Segovia hace véte tú a saber cuántos años. De Segovia y con padre holandés digo yo que no debía de haber muchas. Luego fue Ino quien conoció a Rafael, chapista, un entusiasta de lo suyo, pintar coches. Y un padre de cuatro hijos que hoy lloran, con los ocho nietos, la ausencia de la ‘abuelosa’ y la soledad en que se fue apagando, sin visitas autorizadas, entre llamadas telefónicas que la sentían cada vez más lejana, tras el respirador y adormilada. Descanse en paz.

· Ésta que viene ahora es la historia de otra nieta. Que había planeado ahora que se puede salir un rato a la calle, un encuentro casual con su abuela, a la que no veía desde hace siete semanas.

· La epidemia aún está aquí, no ha remitido. Va causando menos daño, eso sí: 350 nuevos diagnosticados el domingo, casi dos mil quinientas altas hospitalarias. Ahora la duda es cómo van a saber las autoridades sanitarias (las autonómicas y el ministerio) si está produciéndose hoy, fase cero, un repunte de contagios. No ha alcanzado a explicar el gobierno cómo va a tener esa información, que tarda entre cuatro y diez días, antes de decidir quién pasa a la fase siguiente.

· Me parece peligroso esto de Pablo Echenique ayer: atribuir a quien no apoye la prórroga del estado de alarma un rebrote de contagios y miles de muertos. Me parece peligroso para el gobierno al que su partido pertenece. Si los muertos son consecuencia de no tener estado de alarma, a ver cómo justificas que no hubiera estado de alarma hasta el 15 de marzo. Cuántos muertos de los que ya tenemos vincula Echenique con la ausencia de restricciones al movimiento antes de ese día.

· Otra pregunta: qué fue de aquello de repudiar la utilización de los muertos en la gresca política. ¿A Podemos no le parecía infame?

· España es ése país en el que los partidos políticos no sólo se tiran a la cabeza los muertos que sí ha habido, sino también los que pudiera llegar a haber. La nueva normalidad en la pugna política es la vieja anormalidad española de siempre.

· En realidad, y como el ministerio de Sanidad no se cansa de explicar, la desescalada por fases no garantiza que no repunten los contagios. Se intenta que no pase, y para eso se ha elegido ir por fases, pero certezas, como dijo el presidente, no existen. Ni lo garantiza el plan de fases ni lo garantiza el estado de alarma. El debate habrá de ser si éste es el instrumento más eficaz, y más proporcionado, paras las necesidades que hoy tenemos, no si quien lo apoya es admirable y quien no lo hace desea la destrucción y el caos.

· No entendí bien que el ministro Ábalos compareciera ayer para hablar de la desescalada y se entregara en cuerpo y alma a la escalada de hostilidades contra el PP.

Me pregunto qué pasará si se produce ese repunte habiéndose prorrogado el estado de alarma. A quién hará Ábalos entonces responsable.

· Y por supuesto, el viejo debate: cuando un gobierno no consigue el respaldo del Parlamento, ¿es culpa suya, por no haberse ganado la voluntad de los demás, o es culpa de los demás, por no darle ni agua al adversario? Igual la pregunta que debería empezar por hacerse Sánchez es por qué sus primeros decretos fueron tan ampliamente apoyados y éste de ahora no tiene la seguridad de que salga.

· Hay más probabilidades de que prospere que de no lo haga. Sólo Esquerra, Vox y Junts per Cataluña han dicho que votarán que no. Las abstenciones, en este caso, no equivalen a tumbar el decreto, como interesadamente dice Ábalos; es al revés: la abstención es la forma de permitir la prórroga criticándola todo lo que uno quiera.

· De Casado no conseguí saber ayer si él cree que ya toca levantar todas las restricciones, si cree que han de poder abrir ya los restaurantes, si deberíamos ir directamente a la última fase.

O si el gobierno debería pedir el rescate. Que tampoco sé si el PP cree que sí o cree que no. La generación de certezas también empieza por uno mismo.

· No se me olvida hoy saludar a Modesto. Y decirle que su carta manuscrita me ha llegado y que me la tomo como un regalo. Modesto va para 87 años y nos escucha en una radio que se compró en los años cincuenta a plazos, porque costaba mil pesetas. Le ha salido buena porque ahí sigue, funcionando. Una radio en la que han sonado tantas voces de la historia de España tiene que ser una buena radio. Modesto se acuerda de la guerra y, sobre todo, de la posguerra que fue peor que la propia guerra. Y ahora está pendiente de lo que contamos cada día sobre el bicho, dice él, el bicho que tanto daño nos ha hecho. Gracias por su carta, Modesto, un saludo para su esposa y ya ve que su nieto Gonzalo ha conseguido que llegue a su destino. Es el nieto el que me cuenta que sus abuelos no tienen internet en casa y que dejaron la carta fuera para que la recogiera su hija un día que les llevó la compra y le encomendara al nieto que se ocupara. Misión cumplida y un abrazo para toda la familia de los Cruz.

· Y benditos sea el teatro y la danza en manos de Patricia, que escucha la radio desde que era adolescente y le gusta tanto el Facciamo que se lo ha propuesto como música de baile a sus dieciocho mayores del grupo de teatro. Tienen entre sesenta y ochenta años, se lo pasan en grande bailando y estrenaron su primera pieza en una sala de Madrid el verano pasado. En febrero estaban ensayando la segunda, pero llegó el tsuanmi y de pronto de vieron todos siendo grupo de riesgo. Ahora se ha grabado cada uno en su casa bailando al son de Facciamo y el resultado es un vídeo que trasmite lo que Patricia cuenta en su carta: Emoción y ganas de vivir. Y de compartir de lo que uno vive.

· Hay división de opiniones sobre la propuesta de esta joven oyente, hija de un padre vergonzoso, que escuchamos ayer.

Que me haya cambiado el nombre ha sido, en general, aplaudido por la audiencia. Es más pegadizo Chal China que Alsina y así lo asumo. No hay unanimidad, sin embargo, sobre si hay que ir dejando atrás este diario ahora que vamos hacia la fase uno después de la fase cero en la confianza de que en poca semanas podamos celebrar, a lo Wuhan, que ya nadie enferma de coronavirus en España. Andrés, por ejemplo, me ha escrito desde Huelva para meterme presión. Como está cerca de Portugal, que está más al oeste de Huelva como nos ha descubierto a todos una vicepresidenta cuarta, cree que está autorizado para decir que ni el Diario ni el Facciamo se pueden terminar porque a él y a su mujer, María, les sirven lo mismo para alegrarse, que entristecerse, que ilusionarse, que indignarse. Y yo le entiendo porque todo eso nos ha ocurrido con las historias que hemos conocido aquí. Sonreír con unas, llorar con otras. Lo que decía Luis al principio. Ir volviendo a lo de antes cuando ya no están todos los que estaban antes.

· Me han enviado un álbum de fotos completo de Pablo, que cumple 2 el siete de junio. O sea que ya tiene uno y once meses casi. Sus padres son Lourdes y Manuel, que están muy aliviados desde que los críos pueden salir un rato porque ya se les estaban agotando las ideas. Pablo ha sido jardinero, capitán de barco, master chef de plastilina, nazareno de pasillo y noble caballero en justas medievales confinadas. Ah, y cantaor por bulerías del facciamo. Total, que va a tener muchas historias que contarle a Víctor, que es el hermano que espera para bien entrado el verano.

· Hoy, en niños que cantan lo que les da la gana, presentamos a Nora y Mara. No se conocen entre ellas, cantan cada una por su lado, pero hemos decidido juntarlas nosotros y hacer un dúo.

Si algún día deja de sonar el Facciamo a esta hora siempre podréis los padres y las madres sustituirlo por las cálidas voces de vuestros hijos. Ellos pueden seguir cantándolo el resto de su infancia, y de su adolescencia y de su edad adulta. Cuando estos días de ahora sean sólo un mal recuerdo con destellos de recuerdos buenos. Facciamo. Finta. Che.

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