OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Sánchez va por ahí con la máquina de repartir dinero, y empiezan a reclamar lo suyo todos los colectivos"

Corre el riesgo Pedro Sánchez de que le empiecen a parar por la calle para decirle ‘qué hay de lo mío, presidente’. O si no pisa la calle, que le paren el Falcon en pleno vuelo: ‘qué hay de lo mío, presidente’. Una vez que te conviertes en el hombre anuncio que va por los pueblos prometiendo soluciones a los problemas de los paisanos ---un elixir para mantenerse joven, un crecepelo, una máquina de imprimir billetes---, qué puedes esperar, sino que todo el mundo vaya a que le selles la garantía.

Carlos Alsina

Madrid | 09.10.2019 08:13

Un día vas a la televisión y anuncias que, aunque seas un presidente provisional, ya te ocupas tú de que todos los pensionistas cobren una subida. Otro día vas a Jaén y anuncias que, aunque seas un interino, ya te ocupas tú de que pueda cobrarse el subsidio agrario haciendo menos peonadas.

Vas por ahí con la máquina de repartir dinero… y empiezan a reclamar lo suyo todos los colectivos con asuntos pendientes.

Este señor es Miguel Borra, del sindicato de funcionarios CSIF. Antes de que Sánchez alegue que él sólo está en funciones y que para mejorarle la vida a todo el mundo necesita por lo menos 150 escaños, ya le están recordando que si el decreto ley vale para los jubilados, que valga también para el resto.

Empieza a ser ésta de octubre una campaña electoral de corte clásico. Con el aspirante que controla el BOE echando mano de la caja para ganar partidarios. Cómo no recordar a Solbes y Zapatero, devolviendo dinero del IRPF o anunciando cheques bebé. Cómo no recordar a Rajoy prometiendo que nos bajaría a todos los impuestos.

A Sánchez hay que reconocerle que nunca deja de reinventarse a sí mismo. Es un gobernante-candidato que va corrigiéndose a sí mismo, reformulándose. La semana pasada amanecimos todos un día sabiendo que Donald Trump se había propuesto hacerle a los productores de aceite y vino español la trampuñeta. Aranceles para vender en Estados Unidos, es decir, mayor coste para colocar los productos en las tiendas estadounidenses. ¿Qué dijo Sánchez aquel día? Pues esto, a preguntas de Juan Pedro Valentín.

Poco o nada podemos hacer. Sonó a mensaje de resignación: qué le vamos a hacer, ganaderos y agricultores españoles, esta guerra la tiene que librar Europa. Un día después ya estaba cambiando el paso: planes de contingencia para ayudar al campo español a encarar el trance. Ayer, la rebaja en el número de peonadas para cobrar el subsidio. Hoy, el ministro Planas poniendo firme al comisario europeo para que éste ponga en su sitio a Trump –-tiembla, Donald— y entretando afloje recursos europeos para paliar el coste para los productos españoles.

Los adversarios de Sánchez –-sus competidores en las urnas— pueden poner el grito en el cielo por el uso electoral (o electorero) que hace del cargo que aún tiene (pueden ponerlo y, de hecho, miren, lo ponen)…pueden poner el grito en el cielo pero a renglón seguido les toca manifestar su posición sobre el asunto que cada día quiera colocar el gobierno al respetable.

Que es una forma sutil de criticar que se hable de pensiones en los mítines… hablando de pensiones en un mítin.

Con las encuestas poniendo en cabeza al PSOE y atribuyendo al PP la mejoría más notable, las curvas para los dos grandes partidos pueden llegar de la mano de los asuntos propios. Asuntos pendientes.

Para el PP, los casos que aún están instruyéndose en los juzgados. Sostiene El País que el juez García Castellón va a imputar a Francisco Martínez, número dos de Fernández Díaz en Interior con el gobierno de Rajoy. ¿Por qué? Por la kitchen. La operación para colocarle un topo al matrimonio Bárcenas que, primero, se ganara su confianza y, segundo, consiguiera el material comprometedor que aún pudiera tener escondido el tesorero. Comprometedor para el partido, se entiende. Si el juez imputa a Martínez pero no al ex ministro es que tiene indicios para sospechar que la kitchen era cosa de Martínez. Y el primero de los indicios es lo que rajaron los comsisarios Pino y García Castaño. De lo que el nuevo imputado le cuente al juez dependerá que éste siga (o no) con las imputaciones hacia arriba.

La kitchen y la Púnica, porque hoy declara Cristina Cifuentes por la financiacion irregular del PP madrileño y el día 18 le toca a Esperanza Aguirre. Malas fechas para Pablo Casado, que lo último que quiere es que su campaña sufra el meneo de noticias como éstas.

Y en el PSOE, el incendio de Móstoles. Una alcaldesa atrincherada que se ha hecho fuerte en la poltrona y de ahí no se mueve. Noelia Posse. Colocó a su hermana de cargo de confianza porque más confianza que con ella no tiene con nadie. También colocó a una amiga, a un colega y ascendió a su tío. Todos casos de nepotismo (la familia es lo primero) a decir de compañeros suyos de partido, que en privado sueltan tantas pestes de ella como ella del partido.

Hace días que el PSOE de Madrid intenta deshacerse de la señora Posse en un ejercicio de control de daños, extirpación preventiva del bulto que en campaña puede hacer daño. Pero la alcaldesa ha dicho que no se marcha y en el partido ultiman su repudio público. En términos orgánicos se llama suspensión de militancia. Que es la forma de decir que no es trigo limpio sin terminar de decirlo. Y temiendo que ella, rebotada, encienda el ventilador para sembrar la campaña de otros trigos.

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