opinión

Monólogo de Alsina: "El PNV avisa: Iglesias le tiene harto"

Carlos Alsina analiza en su monólogo de Más de uno los motivos por los que Pedro Sánchez pudo no tener un buen día.

Carlos Alsina

Madrid | 19.11.2020 08:20

Cuando el día se tuerce, se tuerce el día. Sánchez, ayer, amaneció torcido y terminó más torcido todavía. Estará contento Rufián, que aspira a, ¿cómo dijo el otro día?... torcerle el brazo al PSOE. No al viejo PSOE, que diría Lastra, sino al de ella, al de los jóvenes valores de ahora, Sánchez, Calvo, Ábalos.

El presidente no tuvo ayer buen día. A la sesión de control llegó enfadado. Él sabrá por qué. O con quién. Al presidente se le nota cuando está de malas porque no hace bromas sobre el adversario, le sale el tono áspero, desabrido, le sale recordar todas las veces que Casado ha perdido unas elecciones mientras que él, campeón, las ha ganado. Le sale invocar a Trump, que es el comodín de todos los debates y cuya aparición fantasmal en el hemiciclo ayer fue tan forzada que resultó inocua.

Tampoco estaba de buen humor la vicepresidenta Calvo. A ella se le nota porque eleva mucho el volumen de la voz y le sale un punto de rabia infrecuente en ella y no impostada.

Por alguna razón, la cúpula gubernamental estuvo ayer torcida todo el día. Puede que fuera por la crisis que se le ha abierto en Canarias con un tema que le incomoda, la inmigración. Puede que fuera por el incendio de Bildu, ese partido del que usted me habla. Puede que porque el PNV ya ha empezado a manifestar su hartazgo por juego que se trae Podemos privilegiando a los de Otegi en detrimento de los de Ortúzar. Puede que estuviera al tanto de la insólita alianza parlamentaria que se ha forjado para corregirle a la ministra Celaá su ley de Educación en lo que hace a la escuela concertada. O puede que fuera porque todas estas cosas a la vez. Para ser el día en que Tezanos le regaló un CIS que dice que es imbatible, no se percibió en el presidente satisfacción alguna. Y hoy tiene por delante una cumbre europea en la que el húngaro y el polaco quieren echar el freno al salvavidas de la economía española: el manguerazo de dinero europeo.

Hoy el asunto estrella en el Congreso será la reforma educativa. La ley Celaá, que el gobierno siempre ha presentado como la encarnación del consenso y el acuerdo en contraposicion con la ley Wert, de la que siempre se dice que fue impuesta por el PP (lo que se quiere decir es que Rajoy tenía mayoría absoluata y aprobaba sus leyes con apoyo o sin apoyo de los demás grupos. La ley Celaá ha obrado el milagro de poner de acuerdo al PNV con el PdeCAT, los puigdemones (hasta aquí nada inusual) pero también con el PP, con Ciudadanos y con Vox. Dices: cielos, ¿en qué pueden estar de acuerdo Casado y Laura Borrás, Ortúzar y Abascal? O aún más insólito, ¿Ortúzar e Inés Arrimadas? Pues en la defensa de la escuela concertada. Todos estos grupos se apuntan a una enmienda del PNV para que los gobiernos deban garantizar que hay plazas para atender la demanda de las familias tanto en la escuela pública como en la concertada, no sólo en la primera. Aún no tienen apoyos suficientes para que la enmienda prospere, pero el solo hecho de ver juntos, o junts, en torno a una misma enmienda a todos estos partidos es una noticia, no muy grata para la coalición gubernamental.

Son alianzas inesperadas. Que prueban, por otra parte, que no es verdad que dos partidos sean aliados por votar lo mismo en una enmienda. En efecto, el PSOE no se ha encamado con Bildu porque Otegi vaya a aprobar los Presupuestos del Estado. El PSOE lo que ha hecho es celebrar que Otegi forme parte, según Iglesias, del bloque de la legislatura, es decir, de los socios más amados. O celebraba, porque en la celebración ha reculado.

La vicepresidenta Calviño, ayer en este programa, optó por responder con un suspiro cuando le pregunté por la enmienda a traición que ha pactado Iglesias con sus dos compadres favoritos, Rufián y Otegi.

A esto que la ministra llama buscar visibilidad planteando un conflitco es a lo que el PNV llama postureo. Presentarse como adalid de determinadas causas que en realidad ya han sido libradas por otros. Y es una de las razones de que este partido, socio tradicional de todos los gobiernos que ha habido, haya querido hacer público ya el globo que tiene. Lo hizo ayer Ortúzar en la Ser. De una forma cruel, que es diciéndole a Sánchez lo que tiene que hacer.

Así no se puede continuar. Ortúzar en esto coincide con Alfonso Guerra. Se arriesga, por tanto, a que Adriana Lastra lo prejubile. Después de todo ya tiene 58 años. Es de una generación ya cascada.

Alianzas inesperadas. En Canarias están todos los partidos de acuerdo, incluido el PSOE, en censurar al gobierno central por su negligencia en la crisis migratoria. Angel Torres, presidente autonómico, usa el guante de seda para reprochar la falta de respuesta de sus compañeros de partido en Madrid, pero el globo que tiene es aún mayor que el de Ortúzar. Podemos Canarias pide la cabeza del ministro Marlaska. Y la alcaldesa de Mogan ya dijo ayer aquí lo que piensa de Carmen Calvo.

A eso le suman Coalición Canaria (Oramas ayer en el Congreso) y al PP de las islas y lo que sale es toda la política canaria haciendo causa común contra el gobierno de Sánchez. Por desoír las peticiones que se le han hecho y por negarse al traslado de los inmigrantes a la Península. Mañana va el ministro Grande Marlaska a Marruecos. Igual era por esto por lo que Sanchez amaneció ayer torcido y se fue a dormir más torcido todavía.