opinión

Monólogo de Alsina: "Los partidos no buscan la verdad, buscan coartadas"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo de Más de uno sobre la gestión del Gobierno de la crisis del coronavirus y sobre si es creíble la mano que le ha tendido Pedro Sánchez a la oposición.

Carlos Alsina

| 17.06.2020 08:15

Otro día de gloria para Sánchez porque a mediodía actúa Tezanos. Oe, oe, oe. Y si somos los mejores bueno y qué. El capitán de la clac sanchista con su chute mensual de autoestima gubernamental.

La España ilusionada se pregunta qué le habrá preguntado esta vez el CIS a los ciudadanos. Quizá... '¿no es más cierto que nuestro gobierno ejemplar se anticipó como nadie al coronavirus y que lo patriótico es dejar de ponerle peros a su extraordinaria labor y aprobarle los presupuestos del Estado digan lo que digan los números?' '¿Cree usted que debe dimitir Rajoy?' O mejor: '¿no cree usted que es intolerable que aún no haya dimitido?'

Hay una enorme expectación social ante el barómetro de hoy. Porque si las tendencias se mantienen, el porcentaje de españoles que opina que estamos mejor que nunca (mejor que queremos) superará el cien por cien de los encuestados. Desde que empezó la epidemia y se paró la economía, la sensación de bienestar no deja de mejorar entre los españoles. Tezanos, entiéndalo, se limita a constatarlo. La verdadera preocupación de los encuestados son los bulos de Vox y el racismo en Atlanta.

En este nuevo día de gloria, Sánchez se ha puesto el casco azul y ha tendido la mano a la oposición para auditar toda la gestión de la epidemia. El gobierno quiere saber qué falló, qué se hizo mal, para aprender de lo ocurrido y no volver a caer en los mismos errores. Qué gran noticia si fuera verdad. Pero no lo es.

Tienen tanta urgencia los palmeros por aplaudir al líder que no dejan ni que se escuche lo que está diciendo. Una comisión de evaluación mixta Congreso Senado para hablar de las cosas que tenemos que aprender. Lástima que, en esto, el presidente no sea creíble. Ni siquiera sabemos cuántos fallecidos llevamos por el coronavirus (el dato lleva congelado hace más de dos semanas) como para saber qué fue lo que falló en enero y en febrero. Estamos haciendo camisetas del doctor Simón, como para ponernos a evaluar en serio el trabajo (y los medios) del Centro de Alertas Sanitarias. Si funcionó en su tarea de alertar o se dejó contagiar por el mantra aquel de que el peligro no era el virus sino el miedo.

No es creíble la voluntad de Sánchez por auditar de verdad el funcionamiento de las administraciones. Cuando has dedicado la mitad de tus homilías semanales a la autocomplacencia, a ponerte nota (alta) a ti mismo, a presumir de que actuaste antes y mejor que los demás gobiernos, a predicar al mismo tiempo que en enero ya estabas preparándote y que nadie pudo verlo venir hasta el 11 de marzo, cuando ya has sentenciado, en fin, que salimos más fuertes poco queda por evaluar porque ya te lo has evaluado todo tú a ti mismo.

La comisión mixta Congreso-Senado tiene el mismo futuro que Patxi López.

Una de las averías principales que tenemos en España es que no es posible que una auditoría realizada por los grupos políticos resulte fiable. Los partidos no quieren saber la verdad. Quieren coartadas que avalen sus argumentarios previos, y prefabricados. Quieren una comisión que santifique o condene al gobierno de turno-y-a la oposición de turno-y-al gobierno autonómico de turno dependiendo de quién tenga la mayoría en cada caso. La avería nacional consiste en que ni siquiera es imaginable que pueda encomendarse a un grupo de personas de prestigio, ajenas a la política, que hagan una indagación rigurosa sobre los hechos con el único afán de saber qué pasó y por qué pasó. Un examen no alineado con conclusiones y recomendaciones. La omnipresencia de los partidos y sus peones en todos los ámbitos de la vida pública es tal que una comisión no política sería lo más parecido a ovni.

En tres días estaremos en verano, en cinco días se habrá acabado el estado de alarma, volverán los turistas a nuestra costa y podremos viajar a donde nos plazca. La epidemia va quedando atrás, con la esperanza de que alguna combinación de fármacos se revele eficaz para la cura y con la inquietud que transmiten las autoridades de Pekín: el paso atrás en el desconfinamiento por el aumento de contagios que empezó con el brote del mayor mercado de abastos de la ciudad. Situación extremadamente grave, dice el gobierno municipal. Otra vez cerrando colegios, limitando los transportes y obligando a la población a tomarse la temperatura.

Vamos dejando atrás los tres meses más extraños de nuestra vida colectiva.

Pero, pero, pero... no todo ha vuelto aún a la casi normalidad. Sigue habiendo familias que desde hace tres meses no han podido sentarse a conversar con un abuelo, una madre, un padre ingresado en una residencia. Aún hoy, 17 de junio, hay lugares de España donde no están autorizadas las visitas a los residentes. Lugares donde lo más que pueden hacer los hijos es acercarse a la verja a ver, aunque sea de lejos, a su madre.

Esta nota de voz llegó al programa a última hora de la mañana de ayer.

Esta residencia, en concreto, está en Castilla La Mancha. El gobierno de esta comunidad autónoma (como otros gobiernos) entienden que es mejor extremar, aún hoy, la prudencia. Pero la patronal de las residencias de mayores pide que se abra ya la mano a las visitas en todos los centros, aplicando las mismas medidas de seguridad que ya existen, por ejemplo, en Madrid.

Tres meses esperando el reencuentro. Tres días para el verano. Cinco para que termine la alarma. Ya queda menos para dejar todo esto atrás.

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