Monólogo de Alsina: ¿No tiene nada que decir la UE cuando Trump la usa como coartada para prohibir la entrada a refugiados?
¿Y España? ¿Qué dice el gobierno de España?, ¿Y la Unión Europea? ¿Qué dice la comisión, el consejo, los jefes de estado y de gobierno?, ¿Cuánto tiempo se puede guardar silencio?
¿No tiene nada que decir la Unión Europea cuando Donald Trump la usa como coartada —el horrible lío que tienen en Europa, dice— para prohibir por decreto que su país acoja a un solo refugiado, de cualquier procedencia, durante los próximos cuatro meses y alegando razones de seguridad nacional?
El gobierno francés, Hollande, ya se ha manifestado en contra. Merkel, en Alemania, también lo ha hecho. El gobierno británico, más conciliador, ha dicho que estigmatizar por el país en que ha nacido uno es equivocado. ¿Y los demás? ¿Cuál es la posición de los demás gobiernos europeos, incluido el nuestro?
El cerrojazo de Donald Trump. 'Stop refugiados'. Lo dice su orden presidencial del viernes: "Proclamo que la entrada de 50.000 refugiados en 2017 sería perjudicial para nuestros intereses y por ello suspendo toda admisión durante ciento veinte días".
'Stop refugiados' y 'Prohibidos musulmanes'. Que es como los medios estadounidenses se están refiriendo a su otra instrucción: negar el visado a los nacionales de siete países de mayoría musulmana que pasan a estar considerados amenaza para la seguridad nacional. Los nacionales de estos siete países —-Irán, Iraq, Siria, Libia, Yemen, Sudán y Somalia— y los de cualquier otro que tengan doble nacionalidad, incluidos europeos con ciudadanía en cualquiera de estas naciones. No podrán visitar los Estados Unidos. Menos aún aspirar a residir y trabajar en América. El sueño americano acotado. Si eres iraní, o sirio, vete buscando otro país donde soñar porque Trump no te quiere cerca de su Casa Blanca.
Miren lo que ha contado un estudiante de doctorado que se apellida Tayfe y que lleva siete años viviendo en Canadá. Tenía que haber viajado ayer a San Diego para presentar su proyecto a unos inversores del sector de las telecomunicaciones. Llegó al aeropuerto, mostró sus papeles y una empleada de Delta Airlines le explicó que iban a devolverle el importe del billete porque no iba a poder volar. ¿La razón? Que aunque viaja desde Canadá y como residente en este país, es iraní de nacimiento. "No le dejarán entrar", le dijo la empleada, "la orden presidencial le afecta". Dice el joven ingeniero que la mujer estaba tan abochornada que él tuvo que animarla y decirle que no se preocupara, que no pasaba nada.
Este iraní-canadiense tiene el visado en vigor para entrar en Estados Unidos de visita. De haber esperado unas horas más, la compañía le habría permitido embarcar porque la juez Donnelly, de Brooklyn, habría fallado que los ciudadanos con visas válidas o solicitud de asilo en regla deben ser admitidos porque la orden presidencial no puede ser retroactiva. Tampoco puede ir contra la Constitución, pero esto es algo sobre lo que los tribunales aún no se han pronunciado. El primer ministro canadiense Trudeau, ha declarado que los refugiados que no quiere Trump sí los quiere Canadá. "El nuestro", ha dicho, "sigue siendo un país de acogida".
La confusión generada por el nuevo gobierno ha sido mayúscula. Ayer tuvo que salir el jefe de gabinete a aclarar que los extranjeros residentes en Estados Unidos, con tarjeta verde, tampoco están afectados. Puede ir y venir de sus países de origen sin restricciones, aunque eso sí, cuando aterricen habrán de someterse a interrogatorios más estrictos que el resto de los nacionales.
Interrogatorio especial aunque sean residentes en los Estados Unidos. Cuando se le preguntó a este alto cargo, Priebus, si los nacionales estadounidenses serán interrogados también de regreso de estos siete países musulmanes la respuesta fue “sí“. Y no, no cree que pueda acusarse al nuevo gobierno ni de discriminación ni de sembrar el caos.
Lo que ocurre es que el mensaje de fondo que desliza Trump vuelve a ser, como la semana pasada con el muro de México, éste que sugiere que el extranjero procedente de un país musulmán es, por el hecho de serlo, una amenaza para los Estados Unidos. Ninguna de las restricciones que ha anunciado a la acogida o la inmigración tiene razones económicas: todo lo vincula con la seguridad nacional y el terrorismo islamista.
En el apartado quinto de su orden del viernes proclama que hay que dar prioridad a las peticiones de acogida de aquellos que sufren persecución religiosa en países donde la confesión mayoritaria es otra.
Éste es Donald Trump diciéndole ayer a una emisora cristiana que hasta ahora era casi imposible para un cristiano sirio conseguir asilo en Estados Unidos.
Imposible si eres cristiano, pero no si eres musulmán. Y la razón de que sea tan injusto es que todo el mundo es perseguido por los yihadistas, le cortan la cabeza a todo el mundo, pero más a los cristianos, por eso vamos a ayudarles.
Dejando de lado la ignorancia que demuestra al afirmar que hay más asesinados cristianos por Daesh que musulmanes —y el poco sentido que tiene andar comparando a qué infieles se mata más—, lo sorprendente es que este presidente que declara su deseo de ayudar a los cristianos sirios proclama, en el párrafo siguiente de su orden del viernes, que acoger sirios es perjudicial para los Estados Unidos y que por eso la suspende indefinidamente. La de todos los refugiados sirios. En su orden no hay excepción para los cristianos.
Oiga, ¿en qué quedamos? ¿Son perseguidos que deben ser ayudados, o son sirios y que les ayuden otros?
Ésta es la supuesta claridad de ideas del nuevo presidente, el políticamente incorrecto que dice lo que piensa y cumple sus promesas, ¿no es eso?
Y al fondo, sigue estando el Daesh. Los que cortan las cabezas.
Trump prometió a sus votantes que liquidaría esta organización en un suspiro. En cuanto llegara él a la Casa Blanca, empezaría a notarse el cambio.
Bien, el viernes firmó un memorándum que se titula así: "Plan para derrotar a Daesh". Quien espere encontrar algo nuevo en ese texto se va a sentir muy decepcionado porque es la nada.
Crea una comisión. Para que vayan preparando un plan y se lo hagan llegar en el plazo de un mes. Con recomendaciones sobre cómo mejorar la eficacia de las normas, cómo cortar la financiación de los yihadistas —está descubriendo el océano— y ganar aliados para la coalición internacional contra el Daesh —esto debe de ir por Rusia—.
Para aquellos que andan levitando porque éste es un presidente que cumple sus promesas, aquí tienen una que no ha estado en condiciones de cumplir. Dijo tener un plan resolutivo que empezaría a aplicar el primer día de su mandato y en la primera semana de mandato no ha sido capaz de aportar ni una sola medida nueva para combatir el yihadismo. Ahora se da un mes para ver qué les puede contar al respecto a sus conciudadanos.