Novedad no sería que una princesa esté triste ya desde mucho antes de Rubén Darío. Pero traigo novedades sobre Kate Middleton. Cuando parecía que ya se había especulado todo sobre la princesa de Gales, algo me ha cambiado los esquemas.
No es sobre el derecho a la privacidad de su estado de salud, de eso ya hemos hablado; tampoco de la lamentable estrategia de comunicación de la Casa Real británica, aunque de eso no me canso de hablar: cada vez que intentan despejar dudas sacan una imagen más confusa que la anterior que lo empeora. A quién se le ocurre querer despejar rumores con fotos granuladas como sacadas de una película de espías. Solo su torpeza es mayor que su opacidad.
No, nada de eso. Tampoco un nuevo meme ni teoría de la conspiración, las hay tan delirantes que no sabría con cuál quedarme. Traigo un mea culpa. Fíjate que hablamos mucho en España de cortinas de humo últimamente, pues no se me había ocurrido que Kate Middleton también lo fuera. Como antes que ella lo fue Megan Markle y antes Sarah Ferguson y, claro, también Camilla y antes, por supuesto, Lady Di. Todas son o han sido escudos humanos. Qué hallazgo esta expresión. Escudos humanos. Mucho mejor que cortina de humo. Se la leí a la novelista Jennifer Weiner en el New York Times.
Cuando algo amenaza la reputación de un Windsor, varón, sus mujeres tienen un papel esencial: escudo humano. ¿De quién si no fue la culpa de que abdicara Eduardo VIII? De la divorciada estadounidense que le sedujo. ¿De quién la infidelidad de Carlos? De su madre, que no le dejó casarse con su verdadero amor, o de Diana por ser como era, o de Camilla por hechizarlo. ¿Y que Harry huyera? De Megan. ¿Y del lío de las fotos? Pues de quién va a ser, de la propia Kate por enredar con el Photoshop.
Las mujeres en la monarquía británica hacen de escudos humanos para que todos los dedos, todas las críticas, las apunten a ellas para salvarlos a ellos. Y no solo en la británica.
¿Moraleja?
Si la princesa está triste, nos lo tomamos a chiste.