LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Navalni pervive como un símbolo de la resistencia y a los símbolos no se los puede matar"

Marta García Aller reflexiona sobre la muerte de Alexei Navalni y lo que representaba para Putin y la sociedad rusa.

Marta García Aller

Madrid | 20.02.2024 07:45

Han pasado varios días de la muerte repentina de Alexei Navalny en una remota prisión rusa y su familia sigue sin recibir el cuerpo. Cuanto más tarden las autoridades rusas en realizar la autopsia al líder opositor, menos creíble es la versión de que murió por causas naturales. Si es que alguien lo creyó alguna vez.

Lo que no hay manera de matar es al símbolo. Cuenta Anne Applebaum que que una de las razones por las que Navalny seguía siendo una amenaza para Putin, aun estando entre rejas en el Ártico, era por lo que representaba. También por la amenaza de futuro. Navalny tenía 47 años. Putin, 70.

Lo bien que contaba las historias era su poder. Ser escuchado le hacía muy peligroso para Putin. Justo antes de volver a Rusia en 2021, Navalny publicó en Youtube una película titulada ‘El palacio de Putin: la historia del soborno más grande del mundo”.

El vídeo de Navalny utilizaba planos secretos, imágenes de drones, y el testimonio de trabajadores de la construcción. Y contaba la historia de una escandalosa villa en el Mar Negro de 1.300 millones de dólares con todos los lujos que un dictador podía imaginar: un helipuerto, un viñedo, un criadero de ostras… Navalny describía los costes exorbitantes, el origen corrupto del dinero y, además, se reía del mal gusto de Putin.

Y cuenta Applebaum que el poder de la película, el poder de Navalny, en realidad, era el estilo y el humor con el que lo contaba, que le hacía conectar con toda una generación de rusos hartos de Putin y a perderle el miedo. Navalny no solo denunciaba la corrupción y la cleptocracia, la hacía entretenida.

Tras su muerte, la viuda de Navalny, Yulia Navalnaya, ha dicho que seguirá el trabajo de su marido para desafiar el Gobierno autocrático de Putin. Y en Moscú mucha gente está llevando flores para honrar su memoria. Navalny pervive como un símbolo de la resistencia. Y a los símbolos no se los puede matar.

¿Moraleja?

Acabaron con Navalny en prisión, pero su memoria sigue haciendo oposición.