Menudo lío ayer con los decretos leyes. Al final han salido adelante dos de tres, pero menudo lío. Menudo lío de legislatura va a ser y menudo lío de muro. Del muro ese que decía Sánchez que construía contra la extrema derecha. Ahora resulta que ha sido Podemos el que ha tumbado uno de los tres decretos que quería aprobar el Gobierno votando con PP y Vox.
Está claro que en política, como en la vida, el resentimiento puede ser más fuerte que las ideas. Con tal de dejar caer el decreto impulsado por Yolanda Díaz, la misma Yolanda Díaz que no metió en las listas de Sumar a Irene Montero ni en el Gobierno a Ione Belarra, Podemos estaba dispuesto a saltar al otro lado de muro.
Porque si hay una fuerza que es capaz de tragarse los remilgos es la venganza, mucho más firme que los principios. Así es más fácil entender que Podemos vote en contra de subirle 90 euros a los parados más vulnerables. Por hacerle la puñeta a la vicepresidenta Yolanda Díaz, que ahora dice que así no se puede gobernar. Pues tendrá que hacerlo de otra manera entonces. Dar por hecho el apoyo de los que tienen tanto anhelo de venganza ninguneándolos en vísperas de una votación crucial no parece haberle funcionado, desde luego.
Está por ver esta venganza le sale rentable a sus impulsores, pero más cara sale seguro la gratitud de Junts. Junts tiene tanta capacidad de presión esta legislatura que siguió apretando tuercas hasta después de la votación incluso. Se habían cerrado ya las urnas telemáticas y los de Junts seguían dando a entender que habían votado en contra, mintiendo, vaya, por si arrebañaban algo más. Podemos se vengó con el no y Junts sacó tajada con el sí. Y estos son los socios de los que depende el Gobierno. Como diría la vicepresidenta, así no se puede gobernar. Y solo ha sido la primera votación de la legislatura.
¿Moraleja?
A golpe de chantajes y venganzas, estos socios no inspiran mucha confianza.