LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Es una estrategia política llamarlos ilegales y culparlos de todos los males"

Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre el aumento del uso de la inmigración irregular como chivo expiatorio político, tanto en Europa como en Estados Unidos.

Marta García Aller

Madrid |

Dónde tendremos ya el umbral de lo escandaloso, cómo de acostumbrados estaremos a oír barbaridades, que un candidato a la presidencia de Estados Unidos puede decir que los inmigrantes cometen crímenes horrendos “porque está en sus genes” y ni nos sorprendemos. Y no un candidato cualquiera el que vincula genes a delincuencia, el que utiliza la retórica de los supremacistas blancos, sino el que está remontando en las encuestas y vuelve a aparecer como favorito. ¿Qué no ha dicho Trump a estas alturas?

La retórica antiinmigrante de Donald Trump está en aumento, nuestra capacidad de sorprendernos no.

¿Sabes qué sorprende? Ahora lo que sorprenden son los datos. Datos como este que acaba de sacar un estudio de 18 universidades que mide la inmigración irregular en el mundo. ¿La conclusión? Que el número de inmigrantes irregulares que viven en los grandes países europeos no ha cambiado sustancialmente en los últimos 15 años. No es la inmigración irregular lo que está aumentando. No, desde luego, al ritmo al que aumenta el discurso político antiinmigración y su rentabilidad en las urnas.

Los investigadores del proyecto MIrreM calculan que entre 2016 y 2023 había entre 2,6 y 3,2 millones de inmigrantes irregulares viviendo en 12 países europeos, menos del 1%. ¿Y cuántos había en 2008? Pues la estimación es parecida. No es la inmigración irregular lo que aumenta, es su uso retórico como chivo expiatorio político, tanto en Europa como en Estados Unidos.

Los inmigrantes son cada vez menos bienvenidos, aunque no siempre son más. No en todos los países es igual. En España y Alemania sí hay algo más de inmigración irregular. En Estados Unidos, en Reino Unido, Italia y Francia se mantiene igual. En Países Bajos, hay menos. Lo interesante es que aunque sea distinto, el fenómeno anti inmigrantes está calando al margen de las cifras reales. Lo que se parece mucho es el purgatorio legal interminable al que se los somete para regularizar su situación y que también son una fuente vital de mano de obra para las economías.

¿Moraleja?

Es una estrategia política llamarlos ilegales y culparlos de todos los males.