Cazorla no maldijo su destino, pero no se conformó con él, lo peleó durante meses con entrenamientos a solas y pruebas físicas y esfuerzos de recuperación brutales, hasta lograr salir a jugar al parque de su casa con sus hijos, pero de allí volvió a los campos de fútbol, y el Villarreal le dio una nueva oportunidad y no la desaprovechó. Cuando el destino te castiga injustamente, la vida suele compensarte con nuevas oportunidades.
Y Santi Cazorla ha logrado de nuevo un nivel de juego suficiente para estar en esa selección que casi tiene ya la clasificación para la próxima Eurocopa, y en situaciones como esta, un Cazorla siempre tiene sitio, porque es pegamento para unir grietas en cualquier grupo, como posiblemente lo esté mereciendo también Joaquín, en estos partidos finales de clasificación, en donde no se trata de dar premios de buena conducta ni de agradecimiento, porque a la selección han de ir los mejores, pero si además de los mejores futbolistas, metemos entre ellos a las mejores personas, el grupo se hace imbatible. Y de eso se trata…de crear grupos para ganar títulos….con los más completos, en todo, que son los mejores.