CON JAVIER CANCHO

Historia de la sincronía del agua

En la profundidad del bosque se escuchaba un sonido. Era algo así como un repiqueteo…Y no era un pájaro carpintero, se trataba de un hacha.

Javier Cancho

Madrid | 04.09.2019 11:15

El kauri es un árbol. Es una conífera de una especie icónica y endémica. No crece en ningún otro lugar del mundo más que en Nueva Zelanda. Y en la mitología maorí -desde la antigüedad- ese árbol está considerado el dios de los bosques y las aves. Los kauris llegan a ser los árboles más longevos del planeta. Se cuenta que ellos son los seres vivos que mejor se llevan con el tiempo.

El más célebre de los kauris es un ejemplar conocido como Tane Mahuta. Alcanza una altura de 51 metros y hacen más siete personas para abrazar su tronco. Nadie sabe su edad, nadie puede conocerla. Pero se cree ese árbol podría haber nacido antes de Cristo, hace unos 2.500 años. Para los nativos su presencia es tan indispensable que con frecuencia es posible encontrar a alguien entonándole canciones aborígenes.

Martin y Sebastian iban dando un paseo por el bosque. Los dos son botánicos y acostumbran a darse largas caminatas lejos del asfalto. Un día, se encontraron con un tocón. El tocón es la sección del tronco de un árbol después de haber sido talado. Y lo sorprendente de aquel árbol seccionado es que todavía estaba vivo. Aquello era algo extraordinario porque muy pocas plantas pueden sobrevivir si no tienen hojas para la fotosíntesis. Los botánicos estaban desconcertados, de modo que resolvieron investigar qué pasaba con aquel árbol. Y fue así como descubrieron algo insólito: el tronco moribundo se mantiene vivo gracias a otros árboles -de su misma especie- que consiguen hacerle llegar agua a través de las raíces. Es como si se le sostuvieran dándole la mano bajo tierra. Los botánicos llaman al fenómeno la sincronía del agua.

Es una sincronización hidráulica a través del entrelazado subterráneo de las raíces. Y esa es la gran novedad, es lo que no se sabía. El caso del tocón de kauri es todo un enigma. Porque al haber sido talado no puede darse el mecanismo natural de la transpiración porque no tiene hojas. La gran pregunta es cómo ese tocón logra que fluya el agua en su interior.

Otra pregunta interesante es por qué se empeñan los otros árboles en mantener vivo a su vecino moribundo. Los botánicos dicen que -aunque suene paradójico- es completamente cierto e irrebatible que sabemos más de la superficie de la Luna que de la naturaleza más misteriosa de los grandes árboles. Aquellos que llevan viviendo mucho más tiempo que nosotros.