Un joven nigeriano viaja a Reino Unido en busca de un futuro mejor y se encuentra en las redes de la esclavitud
Timmi Pepple vivía en su Nigeria natal en medio de la pobreza hasta que decidió emigrar a Europa.
"Cuando llegué a Reino Unido tenía algo de dinero. Pronto me fui quedando sin nada, y me encontré en la calle",cuenta a la BBC, "Y pensé que los únicos que me podrían ayudar eran mis compatriotas nigerianos". En una peluquería del sur de Londres le dijeron que había unas mujeres nigerianas. Timmi les contó su situación y se ofrecieron a ayudarle. Y le organizaron un viaje a Escocia para trabajar en la casa de un hombre al que conocían. Cuando llegó, la casa estaba llena de otros jóvenes como él, que trabajan para "el jefe", al que le entregó sus documentos. Empezó a dormir en el piso y a limpiar la casa, después a vender chucherías y desodorante en el baño de hombres de un club nocturno. Lo poco que conseguía tenía que dárselo al jefe.
Nunca me dejaban utilizar mi teléfono ni hacer amigos. A veces me daban puñetazos, me pegaban, me insultaban. En una ocasión, los golpes me hicieron sangrar la nariz, las encías y la boca. Y aun así no podía acudir a la policía, porque las amenazas estaban muy presentes en mi cabeza.
Timmi consiguió escapar después de dos intentos y denunciarlo. Su historia es una de los 2.255 casos de esclavitud moderna que hubo en Reino Unido el año pasado. Las estimaciones oficiales hablan de un número de víctimas seis veces mayor, unas 13.000. Timmi asegura que su vida sigue siendo muy difícil, no confía en sus compatriotas. Es muy duro seguir.