Cuando cayó Lehman Brothers se establecieron unas reglas bancarias internacionales para tratar con futuros colapsos. Una de las medidas fue crear una clasificación para identificar a las entidades financieras de importancia sistémica. Bien, una de esas entidades financieras de importancia sistémica es Credit Suisse y hoy se ha tambaleado desde los cimientos. La fortísima devaluación de los títulos del banco suizo ha provocado que la cotización de las acciones se haya tenido que suspender a media mañana, hasta poder volver a cuadrar órdenes de compra y de venta.
A partir de ahí el pánico se ha vuelto a adueñar de los mercados. Otra vez. Sólo unos días después de que la quiebra de Silicon Valley Bank expandiera el pavor por todo el mundo. Y hay que precisar, y remarcar, que lo de Credit Suisse no ha tenido absolutamente nada que ver con la caída del Silicon Valley Bank. Lo que le ha ocurrido a este banco suizo es que su principal socio, el fondo saudí SNB, ha dicho basta.
Este hombre es Ammar Abdul Wahed Al Khudairy, presidente del SNB, y dice que no va a poner más dinero para resolver los problemas financieros de Credit Suisse. Ha bastado con este gesto para que los inversores interpretaran que las cuentas de Credit Suisse no son fiables y la pérdida de confianza es en economía el preludio del cataclismo.
Las pérdidas han arrastrado a todas las bolsas y el Ibex 35 ha cerrado con la peor sesión del año. Ha perdido más del 4% en otra jornada aciaga para los bancos, en especial otra vez para el Sabadell que se ha dejado otro 11%.
Pero repasemos el panorama europeo: los franceses BNP Paribas y Société Générale pierden más del 11%, y los alemanes Commerzbank, y Deutsche Bank caen alrededor del 9%. Las acciones de Unicredit y Monte dei Paschi, también han visto como se suspendían su cotización. Según Bloomberg, se han evaporado 60.000 millones de euros en capitalización de los bancos europeos.
El BCE mañana tiene que decidir si persiste en subir los tipos de interés. Hoy, por de pronto, según informa The Wall Street Journal, le ha solicitado a los bancos que supervisa información sobre su grado de exposición a Credit Suisse.
Está bien tomar un respiro de la actualidad con el fútbol, porque la actualidad no viene precisamente alentadora. Escuchen lo que ha escrito alguien que sabe mucho de todo esto, porque no por azar se ha hecho multimillonario. Es Larry Fink. Este hombre les sonará. Hablamos mucho de él en la Brújula de la Economía. Se ha visto varias veces con Pedro Sánchez. Larry Fink es el Consejero delegado de Blackrock, la mayor gestora de fondos del mundo. Acaba de publicar su carta anual dirigida a los inversores de la firma y dedica un capítulo a la crisis bancaria desatada en EE UU tras la quiebra de Silicon Valley Bank. Y dice: «“Todavía no sabemos las consecuencias que el dinero barato y los cambios regulatorios tendrán sobre los bancos regionales estadounidenses y es probable que veamos más convulsiones y cierres".
Ya les digo que el cataclismo de Credit Suisse no tiene que ver con la caída de Silicon Valley Bank, pero el contexto es endiablado.
Sánchez está tan entusiasmado con la candidatura conjunta para organizar el Mundial de 2030 que se ha inventado algo mejor que lo óptimo, que sería lo más óptimo. Lo más óptimo, que sería algo así como decir el absoluto del todo, lo más mejor o ambos dos.
En cualquier caso, allí se encuentra Pedro Sánchez en Lanzarote para celebrar la cumbre hispano lusa con el primer ministro portugués Antonio Costa. Luego nos vamos allá con nuestro enviado especial Ignacio Jarillo para que nos informe de qué han hablado sobre energía o la relaciones bilaterales, pero ya ven que no le ha molestado nada a Sánchez o al menos lo disimula muy bien que Marruecos le haya levantado el anuncio de la candidatura conjunta de los tres países.
El fútbol español está en realidad centrado en una cuestión más inmediata que en el Mundial. O debería. En recuperar la credibilidad del sistema arbitral y aclarar los pagos que durante casi 20 años el Barça le ingresó en secreto al número dos del Comité Técnico de Árbitros, Enríquez Negreira.
Hoy la noticia es que El Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona ha aceptado a trámite la denuncia de la Fiscalía contra el Barça, como entidad jurídica, los ex presidentes Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, los directivos, Óscar Grau y Albert Soler y el ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, por los delitos continuados de corrupción en los negocios, administración desleal y falsedad en documento mercantil.
Quizás también convendría aclarar cuanto antes de nada qué ha pasado en la casa de la juez encargada del caso del Barça, Cuenta El Confidencial: Pocas horas después de que la Fiscalía presentase su denuncia contra el FC Barcelona, dos de sus ex presidentes y el ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, la juez responsable de la investigación sufrió un robo en su casa.