RAFA LATORRE

El monólogo de las ocho: "Las medidas anunciadas por Juan García-Gallardo no atienden a criterios clínicos"

El monólogo de Rafa Latorre en La Brújula, con su análisis de la actualidad.

ondacero.es

Madrid | 16.01.2023 20:54

No es no, dice ahora Alfonso Fernández Mañueco. Esto que ha dicho en una declaración institucional sin preguntas es una desautorización de su vicepresidente Gallardo.

Desde luego que lo es, porque fue él, el inefable Gallardo, quien tras la reunión del Consejo del Gobierno dijo que en Castilla y León se iba a obligar a los médicos a ofrecer escuchar los latidos del corazón del feto o una ecografía 4D a las mujeres que acudieran a su consulta con la decisión de abortar.

Gallardo lo anunció el viernes y durante todo el fin de semana y el día de hoy en que fue formándose la tormenta política ha venido reafirmándose en ello, con frases incluso desafiantes como «ni un paso atrás» o alusiones a la fortaleza y determinación de su Gobierno.

Mañueco ha sido bastante explícito, ahora veremos si la desautorización abre una crisis en la coalición PP-Vox que rige los destinos de Castilla y León o si Gallardo se conformará con que una vez más quede en evidencia su falta de autoridad ejecutiva en un gobierno en el que carece de competencias.

El ruido político lo ensordece todo, pero desde luego hay algo más importante que lo que opina este dirigente o este otro y es lo que las organizaciones médicas establecen. Las medidas anunciadas por Gallardo no atienden a criterios clínicos. Prueba de ello es que las ecografías 4D no forman parte de la cartera de servicio de la Sanidad Pública. Se dice que son protocolos de intervención clínica a lo que en realidad son medidas políticas que pretenden imprimir presión psicológica sobre la mujer que ha decidido abortar. Pero los médicos en sus consultas aplican criterios de intervención clínica, no órdenes políticas de un poco avezado dirigente. Y al respecto los sanitarios de Castilla y León no han recibido nuevas instrucciones de ningún tipo.

Es más, ¿es que alguien ha visto ese protocolo? Es de suponer que la Consejería de Sanidad de Castilla y León lo tendrá en su poder, ¿no? Pero que se sepa, nadie más. Ya ha habido requerimientos del Gobierno central, una declaración institucional del Presidente de Castilla y León… Ahora bien… Este es el primer punto del comunicado de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia: «Que a día de hoy no tenemos constancia de este nuevo procedimiento más que por las informaciones de los medios de comunicación»

A esto hay que añadir que los medios de comunicación están informando en función de una nota de prensa y las declaraciones realizadas por el vicepresidente García Gallardo después del Consejo de Gobierno.

El presidente de la Sociedad Española, Javier Martínez-Guisasola, también ha declarado: «A nosotros no se nos ha consultado nada como sociedad científica. Desconozco con qué asesores han contado para este nuevo protocolo».

Así que lo que hay es un vicepresidente autonómico sin competencias que anuncia unas directrices a los médicos de improbable aplicación y un presidente autonómico que lo desautoriza nada menos que en una declaración institucional. Eso y un perceptible azoramiento el PP por un tema que quisieran ver zanjado cuanto antes.

Hoy le han preguntado entre otros al portavoz Borja Sémper, que está teniendo un estreno trepidante. Han hablado también insignes barones, todos en realidad en la misma dirección. La madrileña Isabel Díaz Ayuso ha participado en un foro auspiciado por El Mundo y Expansión. Y el andaluz Juanma Moreno considera que estas iniciativas de Vox son una bendición para el Gobierno.

Desde luego el Gobierno central, de Pedro Sánchez, está hoy en ese momento gozoso en el que ve que al fin puede cambiar el tema de conversación tras una mes de desgaste terrible. Justo cuando se acerca el triste hito de los 200 delincuentes sexuales beneficiados por su ley del sí es sí. Así que se ha lanzado sobre la presa con un zafarrancho de ministros que han recorrido los medios para señalar la involución que se esta gestando en Castilla y León

Claro, lamentar que el Gobierno utilice el desconcierto castellanoyleonés para beneficiarse sería de una ingenuidad política teletubby.

Ahora que a alguien en la Moncloa se entusiasmó demasiado y le filtró a La Vanguardia que igual intervienen la autonomía con un 155… por una declaración de una dirigente… que esto es ridículo, tanto que rapidamente lo han desmentido. Ahora que trasluce un entusiasmo rayano en la euforia y se entiende, que salimos de la semana del auto de Llarena y de las risas de la número dos de Igualdad mientras el país avanza inexorable hacia el hito de los 200 delincuentes sexuales beneficiados penalmente por una ley que se prometía como de protección a las mujeres.

Por cierto, que esto tiene algo de relación con la actual desazón del Partido Popular, porque es verdad que precisamente lo que más se estaba erosionando en el PSOE es una de sus fortalezas, que es el voto femenino.

Una reflexión más al respecto que nace de este sonido tan cacofónico que van a escuchar. ¿Se acuerdan de que el día 2… debió de ser el día 2… les contamos que la ministra de Defensa de Alemania había difundido una felicitación de fin de año algo desafortunada?

Entre petardos y sonidos de celebración decía que este había sido el año de la guerra de Ucrania y que… bueno… eso al menos le había permitido conocer a gente interesante. Hombre, no ha sido solo eso lo que ha motivado la dimisión de Christine Lambert. Hacía tiempo que se le consideraba incapaz para el cargo, esto fue ya el acabose pero sobre todo se le achaca el fracaso de la ayuda militar en Ucrania. En cualquier caso, ha dimitido, que es algo que ni por asomo se espera de las titulares de Igualdad. Ya no la número 1, al menos la número 2, por los pobres resultados de su ejecutoria, por el goteo incesante de rebajas penales provocado por su ley bandera y también por las risas comprometedoras de un vídeo que podría haber sido el detonante.

Generalmente los complejos de España respecto de los países de su entorno tienen poca justificación. Pero, miren, aquí sí que no hay parangón.