Ha comparecido al fin Joan Laporta para explicar algo sobre el caso Negreira. Fue él quien le cuadruplicó el sueldo en su día, así que nadie mejor para explicar cuál era su labor y defender la honorabilidad. Pero no fue capaz de cumplir ni una cosa ni la otra y el resultado de la comparecencia debería ser desolador para el aficionado porque el principal perjudicado por la imagen ofrecido es el socio.
Este es un momento culminante, porque demuestra el ensimismamiento de la directiva. Sobre los pagos no hay un rumor ni un venticello hay hechos probados: siete millones y medio millón de euros durante casi 20 años. Y es un insulto para la inteligencia del socio, este argumento infantil del «equipo del gobierno, la vergüenza del país».
Y es lo que ha ofrecido Laporta, escocido porque el Madrid se haya presentado en la causa como perjudicado. Pero, Laporta no ha aportado ningún papel convincente. Más bien unas carpetitas que vendrían a demostrar que el trabajo del hijo de Negreira era valiosísimo. Este es el ejercicio de escapismo que conduce a Laporta al precipicio.
En realidad quien hacía el trabajo era el hijo de Negreira, porque fue Negreira padre quien envió dos burofaxes cuando el Barça finiquitó la relación. Si era el hijo de Negreira, ¿por qué Negreira padre amenazó a Bartomeu con revelar las irregularidades que conocía? Si era el hijo de Negreira, ¿por qué la relación cesó justo cuando Negreira padre deja de ser vicepresidente del Comité Técnico de Árbitro?
La vivienda es uno de esos temas donde se ventilan las consignas más groseras. Este fin de semana Pedro Sánchez ha hecho uno de estos anuncios que desprende tal peste electoral que hace preguntarse cómo va a ir degenerando todo esto hasta llegar al día de las elecciones. Hace dos años todo el PSOE coincidía en que la mejor manera de bajar el precio de la vivienda era incrementar la oferta. Prometió construir 100mil viviendas nuevas y al final lo que va a hacer es sacar al mercado 50mil del banco malo, del Sareb. Lo que hace es recoger los activos tóxicos que tienen los bancos. En este caso: los pisos que han embargado y que no consiguen colocar. Por eso se llama banco malo, porque es un contenedor de activos basurientos. Lo primero que hay que preguntarse en estos casos es: ¿si ni el banco malo ha conseguido colocar la vivienda, cómo será la vivienda?
Hace seis meses Podemos propuso sacar estas viviendas de la Sareb al mercado y sus socios le contestaron que Sareb no era un instrumento público para actuar en materia de vivienda y que no tienen tantas viviendas. Una revisión de hace un par de horas: en Barcelona provincia, la Sareb tiene 7000 mil viviendas. En Barcelona ciudad, solo 767 y en zonas tensionadas probablemente ninguna. En Valencia provincia la Sareb tiene 4000 viviendas y en Valencia ciudad: 400. Así todo.
Este tema de las viviendas regaladas de la Sareb se adivina uno de los trucos más burdos desde hace mucho tiempo. ¿Cuántas de aquellas 100 mil viviendas se han construido?