Nos ha dejado Sir Clive Sinclair, uno de los grandes visionarios de la informática. Sinclair fue el creador de la primera calculadora que podía entrar en el bolsillo, de 100 gramos, inventó uno de los primeros coches eléctricos urbanos, una futurista bicicleta plegable, pero ha pasado a la historia por ser uno de los pioneros en los ordenadores personales, con su ZX Spectrum. Incluso inventó un ordenador que se vendía por piezas que se mandaban por correo y el usuario debía montar por sí mismo. Como si fuera un kit.
Sinclair tuvo que trabajar de periodista para poder financiar sus primeros proyectos electrónicos. Era un adelantado a su tiempo en el mundo de la informática. También un gran crítico de la inteligencia artificial. Desconfiaba de ella. Sinclair pronosticaba que crear una inteligencia automatizada superior a la humana, supondría el fin de nuestra especie.
Y esta semana que termina ha sido pródiga, precisamente, en noticias relacionadas con la informática y la inteligencia artificial. HP ha decidido trasladar desde la India a León su negocio de software para impresoras. IBM ha anunciado que va a levantar en la Comunidad de Madrid tres centros de almacenamiento de datos, la mayor inversión en España de la multinacional estadounidense. Y otro gigante, Microsoft, va a crear en Barcelona un laboratorio para investigar y desarrollar inteligencia artificial.
Es la revolución 4.0 que llama a la puerta y que tiene en común el origen estadounidense de la inversión. La otra gran transformación económica en marcha, más allá de la digital, es la energética. Los altos precios de la energía amenazan la recuperación en Europa. Bruselas va a vigilar de cerca la elevación de los costes energéticos y también analizará los mecanismos puestos en marcha por el Gobierno español. La legislación básica es comunitaria. Y hoy, la mayoría del núcleo duro de Naturgy ha rechazado la OPA de IFM.
Adelantábamos ayer que en el Reino Unido ya se han producido los primeros parones de producción en fábricas de fertilizantes por el alto precio del gas. Ahora, Londres también destaca por una normativa que suspendería la recarga de los coches eléctricos en caso de necesidad del sistema para evitar cortes generales de suministro. Es en versión enchufe lo de vender el coche para comprar gasolina.
Y para terminar el Banco de España vuelve a entrar en la polémica del Salario Mínimo. El gobernador afirma que este incremento es útil para combatir la desigualdad, pero también advierte que puede perjudicar a los trabajadores menos cualificados y a los jóvenes. Más carbón para la caldera política.
