La carta de Ónega a los niños: "Enhorabuena porque casi sois un grupo de presión"
Y buenas noches a los niños y niñas de España. Nunca habéis estado tanto en el candelabro, que diría una gloria nacional. Y mucho menos, en el candelabro político.
Sólo recuerdo el caso de un diputado de la República, que en un encendido discurso preguntó aquello de “¿qué va a ser nuestros hijos?”, pero el crío debía ser algo mayor, porque desde un escaño se gritó: “al tuyo ya lo hicieron subsecretario”.
Entre los niños de hoy estáis los subsecretarios de mañana. Pero parece que ya lo sois todos, porque el gobierno, fijaos, nada menos que el gobierno, se apresuró a dejaros salir a la calle. Al principio, de forma tacaña: solo para acompañar a papá o a mamá a hacer la compra.
A mí no me dejan ir al mercado con mi mujer. Pero si fuese con un nieto pequeño, nadie me podría rechistar. Y como la política es lo que es, el vicepresidente del mismo gobierno, se arrepintió de lo aprobado en Consejo y se puso al frente de vuestra manifestación: “los niños, a pasear”.
Y hoy ya lo habéis visto: os entiende como depositarios de un derecho social y se encargó de presentar la nueva norma. Es la versión laica del “dejad que los niños se acerquen a mí”. Dejad que los niños empiecen a valorar a Podemos. Podemos y Pablo Iglesias, defensores de los paseos de los niños.
Y hasta os dejan salir a la calle con algún juguete. Jugar con otros, no, caca, nene; coronavirus, nene. Pero sacar la bici, un muñeco, un cochecito, eso ya es uno de los nuevos Derechos del Niño. Ahora todos queremos tener menos de catorce años. O tener un niño, que es casi como tener un perro al que solo le falta hablar y lo podemos sacar a pasear. Eso sí, no más de una hora, que papá no aproveche para no sé qué vicios.
Y un kilómetro de autonomía, que más allá sabe Dios qué peligros hay. Y, si encontráis a un amigo, nada de acercaros, que han inventado una cosa que llaman distancia social. Le podéis decir: no te saludo por imperativo legal.
En fin, chicos: enhorabuena porque casi sois un grupo de presión. Enhorabuena a Pablo Iglesias, que verá reducida la edad media de sus simpatizantes. Y enhorabuena al presidente, que ya no tendrá que escuchar más una grabación que dice: “Pedro Sánchez, déjame salir”. Ahora eso lo decimos los abuelos y los papás.