Conseguir una sonrisa ideal muchas veces es tarea ardua y conlleva ponerse braquets en la boca. ¿Como llevas tu convivencia con los braquets? ¿Te duele la boca? ¡Aguantaste con ellos hasta el final o decidiste quitártelos antes?
Gema nos cuenta su calvario: "Lo de los braquets engancha. Del martes al sábado se aflojó el aro de titanio, y acabé descarnizada y se me enganchaba en las atracciones de la feria en las chaquetas de la gente"
Una fósfora nos dice que hes horrible: "molesta, duele, se engancha, se queda comida enganchada. Llevarlo puesto es insoportable"
María sin embargo, era feliz de llevarlos: "tenía 20 años y no quería abrir la boca pero después en mi vida he ligado más, y no quería quitarmelo"
Otra oyente, nos da su punto de vista: "en un momento, se soltó el aro, y me atravesó la lengua, sangré muchísimo"
José Miguel es un fósforo con suerte: "cuando era pequeño mi madre presionó a mi padre para ir a un dentista a Madrid. Despues de analizarme le dijo a mi padre: aquí hay dos posibilidades, ponerle aparato y pagar 1 millón, o esperar a que crezca y que se resuelva sólo. La respuesta de mi padre fue: "al coche que el niño crece solo"
Sergio: "un jamón atentó contra mi vida cuando tragué una loncha, el tocino se me enganchó en una muela y mitad en la garganta, fue una experiencia horrible"
Los braquets es una etapa de la vida que muchos recordamos con dolor, y vergüenza por no sonreír. Eso sí, el resultado suele ser muy favorable.