La entrevista ha arrancado con una reflexión sobre la jornada de ayer: “Los mercados financieros son muy sensibles a todos los movimientos que se producen. Pero yo creo que no hay una justificación real, más allá de que es cierto que vivimos una situación de incertidumbre, de atonía en el crecimiento económico. Europa viene manifestando desde hace ya tiempo síntomas preocupantes. En este momento creo que son dos los elementos que están teniendo una mayor incidencia: por una parte, la ausencia de un gobierno económica real. Ahora todo el mundo habla de eurobonos, pero hace más de año y medio que los sindicatos europeos venimos hablando de esta necesidad. No entiendo las reticencias de Alemania, porque no conviene a Alemania que se mantenga esta situación, ni en Grecia, ni en Italia, ni en Irlanda... Porque ellos exportan a Europa el 80 por 100 de sus productos. En segundo lugar, está la inconcreción de las decisiones que se toman. En julio se decide el segundo rescate de Grecia y todavía no se han implementado las medidas, durísimas para el pueblo griego”.
Ante la posibilidad de que España tuviera que pedir un crédito al FMI “Permítame primero una precisión. Ayer en el contexto de una entrevista larga dije bastantes más cosas que las que salen en el corte que hizo un medio público. Creo que fue un desafortunado intento de resumir la explicación de una reunión, que fue convocada de urgencia y en una muy delicada situación. Con el trasfondo de esa reunión, encadené dos palabras que en su literalidad no fueron expresadas por el presidente del Gobierno. Yo no creo que España haya estado al borde del rescate, ni que lo esté en este momento. Y esto no resta un ápice a la crítica que estamos haciendo a las políticas que están retrasando la salida de la crisis. Si tuviéramos que acudir al FMI, se equivocaría a la hora de la exigencia de compromisos que los países no pueden resistir. Si España tuviera que acudir a una petición masiva de crédito al FMI, sería en otro contexto distinto al que estamos ahora. Pero sería gravísimo que se llevase, como se está llevando a Grecia, al punto del incumplimiento masivo de los compromisos que contrajera en su momento”.
Otro tema de interés son las voces contrarias a la reforma de la constitución y es que, “Las movilizaciones ya están convocadas. Hay una movilización menos visible, que es la de dirigirnos a los diputados y grupos parlamentarios para que pidan un referéndum. Más allá del contenido, está el fondo. Hay una intervención política desde el exterior por agentes no autorizados, que terminan imponiéndonos un recetario que no se acomoda a nuestras necesidades. Ha sido un paso atrás lo que han hecho el Partido Popular y el Partido Socialista. Había que haber preservado el consenso. Siendo legal lo que hace el Parlamento, en medio de una crisis social sería muy conveniente que ambos partidos cuidasen el franco de la participación ciudadana”.
Sobre la reforma en sí, ha opinado que “En la Constitución ya tenemos un artículo, el 40, que habla de estabilidad presupuestaria y de poner los recursos públicos al servicio de la eficiencia y de la generación de empleo. No era necesario, en mi opinión, reformar la Constitución. Y puede entrar en colisión un artículo y otro en la Constitución. Tenemos que poner en valor ante las instituciones europeas y ante el mundo nuestras propias instituciones y nuestras propias normas. No se puede estar descubriendo el Mediterráneo continuamente. La política española tiene un cierto vicio de adanismo, como si cada vez estuviéramos inventando las cosas”.
El secretario General de CCOO hace un llamamiento a la negociación: “Entre todos, tenemos que hacer esfuerzos para salir lo mejor parados de una situación tan delicada, para la que no hay fórmulas mágicas, de otra manera distinta a como está haciendo el Gobierno”.