Cada año, una migración de un número incontable de cangrejos se desplazan desde los bosques hasta la costa del sur para desovar en el mar tras las primeras lluvías de primavera.
Estos crustaceos se han convertido en todo un atractivo turístico, aunque causen estragos en los negocios, donde tienen el descaro de 'colarse', y en las carreteras, al pinchar los neumáticos de muchos vehículos.