El padre de Laura, José Luis Sanz, quiere traer a su hija lo antes posible a España y por eso, continúa en París con los trámites burocráticos que parece que se agilizan.
En un principio les dijeron que tardarían diez días en repatriar el cuerpo, aunque ahora les han comunicado que tendrán que esperan a lo sumo, cuatro días.
Sanz señala que tras el abandono inicial que sintieron por parte de la Embajada española en París, la situación ha cambiado: "ayer y hoy se ha volcado todo el politiqueo de aquí, pero ayer, sólos como perros".
Laura tenía 38 años y tres hijos. Era cajera de un supermercado y vivía en la localidad toledana de Burguillos, que vive hoy día oficial de luto con banderas a media asta.