Lo que más sorprende es que Cameron le pide a los británicos que voten por ello. "¿Queremos permitir medios de comunicación que no podamos leer (las autoridades)?” Cualquier otro habría pensado que este tipo de preguntas se pueden volver contra ti cuando buscas la respuesta en las urnas.
Porque Gran Bretaña es un país cuyos grandes pensadores, desde George Orwell a Adam Smith, han proclamado siempre a los cuatro vientos la no intervención del gobierno en sus asuntos ya sea por razones económicas o políticas.
En cierta forma la actitud de Cameron tiene en sí algo de libertaria. Propone referéndums para todo, incluso contradictorios entre sí como el de Escocia y la UE (¿Que van a hacer los escoceses, tan pro europeos, si sale que “sí a la salida del Reino Unido” del club de Bruselas? Pues plantear otro referéndum de independencia).
Pero el Premier británico lo fía todo a la voluntad popular. Ahora les pregunta a los británicos si quieren entregar parte de su libertad a cambio de seguridad. Y espera que digan que sí. Hay algo ingenuo en todo esto. Es un hombre muy, muy peligroso. Vaya que si. Es un demócrata radical.